La mirada de Fernando González
Llega 2022, pero la política
celebra el 2023
Clarín
30/12/2021
La política
argentina tiene trastorno de ansiedad. No puede levantar
la copa y mirar preocupada los desafíos de este 2022 que comienza. Solo es
cuestión de detenerse sobre las estadísticas escalofriantes. Cincuenta
mil contagios por Covid; el
dólar en su máximo histórico; 52% de inflación y 45% de
pobreza. Y
eso es sólo para empezar. Bastaría para aterrorizar a cualquier político de un
país normal. Pero mucha dirigencia argentina tiene la cabeza en otra cosa. La mirada
y la mente están clavadas en el 2023. En la próxima
elección presidencial. En la batalla permanente por el poder.
Sólo de
esa manera se explican ciertas iniciativas y algunos comportamientos. Un buen
termómetro es
la negociación árida con el Fondo Monetario Internacional.
Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, se desvelan para demostrar que cualquier medida
de ajuste racional para equilibrar las cuentas de
Las encuestas le
muestran al Frente de Todos cifras desesperantes. No tendrán
chances de seguir en el gobierno si no mejoran la economía, y la
situación social y sanitaria. Pero cada uno tiene su proyecto enarbolado. El
Presidente, sin que se le mueva ninguno de sus treinta músculos de la
cara, ha
dicho que pretende la reelección. Ya lo
escribió Calderón de
Mientras
preside el Senado, Cristina Kirchner también hace su juego para 2023. Foto Juan
Manuel Foglia
Cristina
no dijo nada sobre su futuro político. Jamás dice gran cosa hasta que lo dice
todo y lo pone en marcha. Solo va dando señales en sus cartas, que
escribe en las redes sociales. Y eso le ha bastado para dominar durante
más de una década al peronismo, ese laboratorio del poder
cuya rebeldía histórica quedó sosegada por el Síndrome de Estocolmo al que lo
sometió el kirchnerismo.
Queda
poco y nada del resto. Axel Kicillof prefiere apostar a otro ciclo como
gobernador. Máximo Kirchner debe intentar el aprendizaje de conducir el bloque peronista en
Diputados. Manzur
no se resigna a abandonar su proyecto presidencial, al que llama Juan 23
como el “Papa bueno”. Y hay que seguir con atención
los pasos del ministro del Interior. Wado De Pedro ha
dicho que
A la oposición
le asaltan demonios parecidos. Han borrado el 2022 de sus
calendarios digitales y se obsesionan con las elecciones presidenciales. No dejan error
por cometer. Se engolosinan con la victoria parlamentaria
del Presupuesto y vuelven
a retroceder con Bienes Personales. Algunos se van a
Disney antes de tiempo, y otros le venden el alma al diablo para
tener otro mandato como intendentes. Hay que leer algunos tuits de
los dirigentes de Juntos por el Cambio. Se pegan tan
duro entre ellos que el kirchnerismo se queda mirando y en
silencio.
Tienen
tantos candidatos para el 2023 que no les va a alcanzar el papel
para las boletas de las PASO. Rodríguez Larreta hace
conferencias de prensa presidenciales. Gerardo Morales ya es presidente de
Nadie quiere
ceder un centímetro ni detenerse a pensar en el país que no para de caer. Quizás
aquel consejo del siglo pasado, cuando Ortega y Gasset nos pedía a los
argentinos que fuéramos a las cosas, haya quedado en el olvido. Quizás está mucho
más fresco el
discurso de despedida que Esteban Bullrich nos regaló en el Senado. “No hay hombres
imprescindibles, hay actitudes imprescindibles”, enseñó, con
su enfermedad a cuestas. No está mal para empezar el año y enfocarse
en lo verdaderamente importante. El 2023, como el cielo,
puede esperar.
Comentarios
Publicar un comentario