El análisis de Mónica Peralta Ramos
DÓLAR
Y ENERGÍA (*)
El sonido y la furia
de la guerra asolan nuevamente a Europa y exponen en Ucrania el fracaso de una
política exterior norteamericana basada en guerras interminables, la
multiplicación de países inviables, las revoluciones de colores, los golpes
blandos y el lawfare a
lo ancho y a lo largo del planeta. Esta política ha buscado preservar el
control sobre mercados y fuentes de recursos estratégicos y asegurar al dólar
su rol de moneda internacional de reserva. Uno de sus pilares ha sido
Al decir de Tulsi
Gabbard, ex combatiente en Irak y actual oficial de reserva del Ejército
norteamericano, “la guerra en Ucrania podría haberse evitado si el gobierno de
(Joe) Biden y
En 2014, una
revolución de color, seguida de un golpe blando, sustituyó al gobierno pro-ruso
de Ucrania por otro identificado con Estados Unidos y hegemonizado por grupos
neonazis, situación que permanece hasta el día de hoy. Esto desató la guerra
civil en el este de Ucrania con mayoría de población ruso-parlante y la
intervención rusa para anexar a Crimea, sede de una de sus bases militares. Los
Acuerdos de Minsk pusieron fin a la guerra civil en la región, reconociendo en
su versión final de 2015 que las regiones ruso-parlantes de Donetsk y Lugansk
serían miembros autónomos de Ucrania. Pero Ucrania las desconoció. La
integración de Ucrania a
La irracionalidad
de la política exterior norteamericana
El reclamo ruso fue
acompañado de masivos ejercicios militares cerca de su frontera con Ucrania, en
el mar Negro y en Bielorrusia. Rusia dejó así entrever la decisión de llegar
hasta las últimas consecuencias si su posición no era atendida. Paralelamente,
inició negociaciones directas con Alemania y Francia para revivir los Acuerdos
de Minsk.
Rechazando los
reclamos rusos, el gobierno norteamericano y
El fin de semana
pasado,
El lunes, Vladimir
Putin reconoció oficialmente la independencia de Donetsk y Lugansk, ya
institucionalizada en 2015 al firmarse los Acuerdos de Minsk. Refiriéndose a
los horrores padecidos por Rusia en
Denunciando el
“inicio de la invasión”, Biden y
Así, a pesar de
haber anticipado “la madre de todas las sanciones”, pareciera que el gobierno
norteamericano y
Esta política
belicista ha fortalecido la alianza entre China y Rusia y ha dado a Eurasia
importancia central para el futuro de la economía global. Institucionalizada a
principios de este mes, esta alianza explicita el derecho de Rusia a tener
fronteras seguras y el reconocimiento de Taiwán como parte integral del
territorio chino. Esto ha sido reiterado ahora por China, que ha criticado a
Estados Unidos por negarse a negociar con Rusia y ha instado a esta a negociar
con Ucrania.
Los acontecimientos
de la semana pasada plasman en blanco y negro el nuevo realineamiento
geopolítico mundial, fenómeno que expresa la crisis de hegemonía norteamericana
y los pies de barro del capitalismo global monopólico. Estos fenómenos esparcen
semillas de nuevos peligros y de nuevas oportunidades.
El impacto
económico
Rusia produce el 12%
del total del petróleo en el mundo y el 17% del gas natural. Más del 40% de las
importaciones de gas natural y 30% de las importaciones de petróleo europeas
provienen de Rusia. Esta tiene, además, enorme incidencia sobre la producción y
las exportaciones globales de cereales, aceites vegetales, minerales y metales
especiales. Así, esta guerra tendrá severo impacto sobre la inflación mundial y
amenaza a
La deuda externa de
Rusia no es grande y los dólares ascienden al 16% de sus reservas
internacionales. Sólo el 56% de sus exportaciones son en dólares, proporción
aún menor en sus transacciones comerciales con China. La eliminación de Rusia
del sistema SWIFT aceleraría su desacople del dólar y estimularía el
funcionamiento de mecanismos alternativos que hoy existen. Asimismo, esto
afianzaría el rol del yuan digital, algo que sería nefasto para el dólar. El
PBI de Rusia representa un quinto de la economía norteamericana y menos de la
mitad de la economía de los tres países principales de Europa combinados. Su
gasto militar, como porcentaje de su PBI (4,3%), es más alto que el de Estados
Unidos (3,7%). Con miles de armas nucleares, Rusia está a la vanguardia en el
desarrollo de tecnología hipersónica, lo que presenta un enorme riesgo para
Estados Unidos.
Rusia no saldrá
incólume de este conflicto. Con una población de 145 millones de habitantes,
una tasa de fertilidad declinante y un nivel de vida inferior al de los países
europeos, tiene serias limitaciones para mantenerse en pie de guerra por mucho
tiempo sin que su población no resulte seriamente afectada. Pareciera, pues,
que el conflicto con Ucrania busca ser una defensa fulminante de las fronteras
rusas. Esto vuelve aún más volcánico al conflicto porque para el Estado ruso no
hay retorno sin consolidación de sus fronteras.
Este conflicto
ocurre en el contexto de una crisis energética preexistente, causada por varios
motivos. Entre otros:
- La disminución de las inversiones en la producción de
energía tradicional, debido a la transición hacia energías renovables.
- La rápida extinción de los yacimientos no
convencionales de petróleo y de gas natural.
- La caída de la productividad de los pozos de petróleo
tradicional y el encarecimiento de su extracción.
Todo esto ha
contribuido a una disminución del inventario global de petróleo que, sumado al
rechazo de los países productores de petróleo a aumentar la producción para
proteger sus precios, aportó al mar de fondo de una crisis que ha sido agravada
desde hace tiempo por la presión ejercida por los gobiernos de Donald Trump y
de Biden para penetrar los mercados europeos de energía con producción
propia [7].
La escasez de
inventario y las presiones sobre el gasoducto Nord Stream 2 han provocado una
estampida de los precios del petróleo y del gas natural. Su impacto sobre la
economía norteamericana ha limitado la posibilidad de derivar parte de la
producción doméstica de gas natural hacia Europa. Biden recurrió entonces al
gobierno de Qatar para abastecer la demanda europea de gas natural y lo nombró
socio estratégico del país y de
Se abre así un
futuro inmediato plagado de turbulencias e incertidumbres.
La energía y el
dólar en la era del FMI
El gobierno y el FMI
firmarían la semana que viene la carta de intención del nuevo préstamo del
organismo, en medio de una estampida de los precios internacionales de nuestras
exportaciones e importaciones. Esto último desatará una aguda lucha entre los
monopolios (nacionales y extranjeros) que controlan la producción en áreas
claves y el comercio exterior e interior. Es una puja que tendrá por norte la
apropiación de una mayor tajada de las rentas y ganancias diferenciales, lo
cual intensificará la inflación, las corridas cambiarias, la retención de
liquidación de divisas, la sobrefacturación de importaciones y la
subfacturación de exportaciones. En el corto plazo, impedirá cumplir con los
compromisos que ya se han acordado con el FMI y detonará acusaciones de
incumplimiento y amenaza de default, causa
de más inflación y nuevas corridas cambiarias. Estas, a su vez, sembrarán
devastación entre los más pobres y entre los sectores medios al borde de caer
en la miseria. Si bien el preacuerdo permite “recalibrar” metas, lo hará el que
controla los desembolsos, es decir, el FMI .
El gobierno cree que
este acuerdo permitirá llegar a las elecciones. Se dice que no hay “voluntad”
en el pueblo para hacer algo diferente, que es la “única alternativa posible” y
que este acuerdo fue necesario para parar un golpe blando ante la inminencia de
un default. Así, se
desconoce que las oportunidades no salen de un repollo: la acción política las
genera. Se olvida que el golpe blando se puso en marcha antes de que asumiera
el gobierno y que la historia de la humanidad muestra que, si bien “los pueblos
siempre vuelven”, lo hacen con sus dirigentes a la cabeza o con la cabeza de
sus dirigentes. Si fuese cierto que la mayoría de la gente cree en el acuerdo,
como indican algunas encuestas, implicaría que al pueblo no se le ha explicado
quién es quién en este baile y por qué estamos donde estamos. Si en el país
del lawfare se
espera que los medios lo hagan, estamos en el horno. Hay, pues, que “bajar al
territorio” y empoderar a la población, haciéndola participar en lo que está ocurriendo: desde el control de los precios
a la discusión del rol que juega el FMI. De lo contrario, la derecha y el
fascismo llenarán el espacio. En política no hay vacíos y la desesperanza
multiplica los espejismos.
El acuerdo con el
FMI quita al BCRA la posibilidad de hacer política monetaria, prohíbe la
creación de criptomonedas, incentiva el modelo extractivo basado en
exportaciones y pone límites al crecimiento de la economía para que los dólares
de las exportaciones vayan a pagar la deuda. El objetivo último es consolidar
la dolarización de la economía y reproducir el endeudamiento ilimitado. El
acuerdo también promueve un ajuste tarifario imposible de cumplir, mientras el
país está sentado encima de la segunda reserva mundial de shale gas. Recién después de dos
años de gobierno, empiezan las licitaciones para construir el gasoducto de Vaca
Muerta. ¿Las tijeras del ministro de Economía produjeron este dislate? Hay, sin
embargo, otros zafarranchos: se presentan leyes al Congreso para impulsar
exportaciones agroindustriales que implican masivos subsidios tributarios por
varias décadas. Sobre esto no se habla. Tampoco se mencionan los subsidios que
hoy van a parar a los monopolios de distintos rubros, incluido el energético.
En este contexto local e internacional, nuestro mar de shale gas atraerá a los buitres.
¿El FMI les abrirá la tranquera?
La rosca
electoralista y los espejismos clientelistas debieran ser rápidamente
sustituidos por una discusión honesta con el pueblo, de abajo hacia arriba,
acerca de nuestro futuro inmediato. Lo que está en juego no es una elección: es
nuestro futuro como nación. No en balde distintas versiones del macrismo ya
hablan de un “país inviable”. ¿Anticipan la balcanización?
[1] twitter.com,@tulsigabbard, 24/02/2022.
[2]Un análisis detallado de lo ocurrido en el periodo en:
diario alemán Spiegel y zerohedge.com, 19/02/2022.
[3] Donde participan Alemania y Francia.
[4] Este plan fue calificado de “muy ingenioso” por Trump,
quien sostuvo que esto jamás podría haber ocurrido durante su gobierno,
responsabilizando a Biden y a su bochornoso retiro del ejército norteamericano
de Afganistán por estos problemas, theguardian.com, 23/02/2022.
[5] También ratificó que la intervención se hace de
acuerdo con el artículo 51, parte 7 de la Carta de Naciones Unidas, zerohedge.com,
24/02/2022.
[6] zerohedge.com, 23/24/02/2022.
[7] Especialmente a partir de presiones sobre empresas
europeas y el gobierno alemán para impedir la finalización del gasoducto Nord
Stream 2.
[8] zerohedge.com, 3, 8, 24/02/2022.
(*) El cohete a
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