El escrito de Enrique Aschieri
EFECTO
BOMBA (*)
Para dar cuenta de
las repercusiones sobre nuestro país de la disputa entre Rusia y Ucrania hay
que observar los flujos del comercio exterior y los precios mundiales de los
alimentos y la energía. Esas variables hacen a los pagos de las acreencias
externas, cuya secuencia se está negociando. A raíz del conflicto ucraniano, la
previsible trayectoria azarosa de las magnitudes involucradas torna más
incierta las pulsiones emanadas desde la economía global; las que ya de por sí
a partir de su sesgo pandémico e inflacionario destilan considerable
preocupación. La efectividad de la respuesta argentina coyuntural a estas
contingencias depende, por un lado, de cómo encare las tendencias más probables
que configuran el escenario del porvenir mediato y, por el otro, de qué manera
hace jugar a su favor la realidad de un planeta muy endeudado (la pandemia
profundizó un dinámica que venía de antes) y enfrenta el verdadero alcance de
las sanciones (del tipo comercial y financiero) con que Occidente —encabezado
por los Estados Unidos— intenta punir la estrategia defensiva rusa a través de
reconocer la independencia de dos territorios allende su frontera que la
reclamaban.
Por estremecedor que
sea el árbol de los tiros de estos días, no debe impedir ver el bosque quieto
que queda luego de que el fuego se apaga, el humo se disipa y las armas se
guardan hasta nueva orden. La guerra pasa, la economía queda. Para evaluar la
pertinencia del eventual derrotero argentino en lo que vendrá, el mundo de aquí
a veinte años es un lapso que luce adecuado de cara a esta situación
internacional de la actualidad, que no ahorra en dificultades. La elección del
período obedece, entre otras razones destacables, a que una parte importante
del oficialismo propuso ese intervalo de tiempo para pagar la deuda del FMI.
Ocurre que el FMI, conforme sus estatutos, acuerda préstamos a no más de diez
años. La iniciativa de una parte de la coalición oficial de solicitar la
ampliación de ese plazo al doble no tuvo eco en los negociadores gubernamentales
que por la razón que fuere (no explicitada públicamente) no fue propuesta al
FMI. De cualquier forma, tiene todo los visos de ser una idea prudente y vale
retener esa extensión de tiempo.
En términos de
escenarios futuros, la demografía invita a reflexionar sobre lo que nos
aguarda. Los datos demográficos no pueden responder los interrogantes que
provienen de las promesas de las innovaciones tecnológicas u otros por el
estilo, pero sí darnos algunas pistas. Es así que con gran probabilidad
La población es un
motor del crecimiento. Permaneciendo todo lo demás igual, poco crecimiento
poblacional significa poco crecimiento económico. Viene a cuento que para mayo
se hace el censo de población, demorado dos años. Está pactado a nivel mundial
que los censos de población se hagan en todos los países en años terminados en
cero cada diez. El virus lo impidió. Comprobaremos en los hechos lo que nos
alertan las proyecciones: lo poco que demográficamente estamos creciendo. En un
mundo desarrollado que envejece y declina poblacionalmente, más temprano que tarde
se verá una disputa por los inmigrantes. La derecha argentina, que siempre va
en sentido contrario de la realidad, no puede controlar su xenofobia. Tal
parece que es anti estratégica por definición.
Ese comportamiento
se constata en la patética carta de hace unos días con la que el ex Presidente
Mauricio Macri pretende conmover al electorado a través de la descripción de un
éxodo de connacionales, el que sólo existe como acción psicológica. Macri
parece querer encubrir que el modelo de apertura y bajos salarios que propugna,
tiene como condición necesaria de funcionamiento la salida de escena de una
proporción importante de la población. El corto capítulo VII del ensayo de
David Ricardo de 1817 sobre y a favor del libre comercio –ciertamente, de una perennidad
llamativa—, fuente de inspiración de Macri (lo sepa o no), es muy claro al
respecto. Lo único cierto en esta materia es que por primera vez en siglo y
medio —y desde hace cuatro o cinco años– la tasa de migraciones es neutra.
Entran a
Los ingresos y la
deuda
Para que el sistema
se reproduzca mediante la inversión productiva es necesario mantener cierto
nivel de consumo, que además ponga a buen resguardo a la democracia. Este nivel
queda determinado por el ritmo al que crece la población y al que crecen los
ingresos y su más ecualizada distribución. Siendo que la población crece poco
y, de momento, la inmigración no reacciona lo suficiente, hay que enfocarse en
el aumento de la tasa de crecimiento del ingreso. Pero claro, aquí un serio
problema es el endeudamiento externo y no solo el propio, lo que obstaculiza
conseguir saldos del comercio exterior que alivien la pesada carga financiera.
Las naciones han
acumulado niveles de deuda pública no vistos desde
Luego de un nuevo
repunte global del endeudamiento durante los dos años de pandemia, todo parece
bastante tranquilo, indica el 24º Informe de Ginebra. Pero a continuación se
pregunta: es la deuda solo el ojo de la tormenta? ¿Perdurará la suave absorción
de la emisión de deuda sin precedentes, o la tensión de este shock global
finalmente hará sentir su presencia aquí también? ¿Dónde están los puntos
débiles? Desde una perspectiva más amplia, la deuda ya era elevada antes de la
pandemia. La deuda del sector público y privado en las economías avanzadas y de
mercados emergentes se disparó a niveles sin precedentes en las últimas cuatro
décadas, antes de aumentar aún más durante la pandemia. Según el 24º Informe de
Ginebra esa tendencia a largo plazo se desarrolló en un contexto de abundante
financiamiento de tres fuentes principales: los excesos de ahorro de la
población que envejece, los ricos y el resto del mundo, y se desenvolvió en un
contexto de inversión débil.
La caída de las
tasas de interés reales en las economías de mercados emergentes y avanzadas en
un momento en que la deuda aumentaba, sugiere que el impulso de ahorro de los
acreedores ha superado con creces cualquier cambio en el deseo de los tomadores
de crédito de financiarse emitiendo más deuda. En opinión del 24º Informe de
Ginebra, una tasa de interés real baja es una característica estructural de la
macroeconomía global,escapa en gran medida al control de los responsables de la
formulación de políticas y es probable que permanezca ahí durante un tiempo
considerable, a medida que las fuerzas subyacentes sigan empujando al mundo
hacia el ahorro.
Mientras la oferta
de crédito siga siendo abundante con relación a la emisión de deuda y, por lo
tanto, las tasas de interés se mantengan bajas, los niveles más altos de deuda
parecen sostenibles. A medida que cambia el ciclo del interés (
Sanciones
Sobre un volumen de
comercio exterior argentino de 140.000 millones de dólares anuales, el
intercambio comercial argentino-ruso araña los 1.000 millones de dólares
anuales. Como Ucrania es importante en el mercado mundial de trigo y Rusia en
el del petróleo y gas y en la producción de fertilizantes, el meollo está en
las repercusiones indirectas de las sanciones contra los rusos alentadas por
los norteamericanos. Los precios de esas materias primas meneados al alza por
los avatares de la conflagración estropean el ya escorado salario argentino, dada
la ausencia de un nivel de retenciones que está lejos del porcentaje adecuado
para proteger el poder de compra de las remuneraciones al trabajo. Sería una
pena no aprovechar la espinosa coyuntura para poner retenciones móviles.
Y esto a despecho de
que se discuta, como siempre se discute, si las sanciones son o no efectivas o
resultan ser el peor es nada de
la política exterior. Sobre la sanciones, además, valga tener presente que el
profesor de economía internacional Peter A.G. van Bergeijk de
Las sanciones de
2014, tras la anexión de Crimea, mellaron poco a Rusia que desde entonces juntó
reservas por 650.000 millones de dólares, lo que le da fuerte capacidad de
aguante. Alemania –secundada por Francia— es el mejor amigo de Rusia en
La película
rusa Pasaron las grullas (1957),
de Mijaíl Kalatózov, narra una triste historia de amor (violencia de género
incluida) entre el inicio y las postrimerías de
(*) El Cohete a
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