La columna política de Eduardo van der Kooy
Crece la ofensiva
kirchnerista: no van por Guzmán, van por Alberto
Clarín
30/04/2022
Alguna
vez el florentino Maquiavelo definió a la sabiduría como la virtud de
distinguir la naturaleza de un problema y, ante la dificultad de solucionarlo,
elegir el mal menor. Aplicando esa lógica al sistema político de
La
enorme duda que empieza a sobrevolar el Gobierno es si el recrudecimiento de
la ofensiva
kirchnerista tiene como objetivo verdadero a Martín Guzmán. U otra
meta inconfesable. ¿Cuál? La vulneración de Alberto Fernández. El
Presidente y su ministro parecen cada vez más un solo cuerpo político. El
ministro de Desarrollo Social de Buenos Aires, Andrés Larroque, disparó
tres días seguidos contra el titular de Economía. La jefa de los
senadores provinciales, Teresa García, se sumó al coro. La senadora Juliana Di
Tulio responsabilizó al funcionario por la derrota electoral del 2021. “No supo distribuir el
crecimiento”, acusó. ¿Qué crecimiento? El PBI de
Toda
aquella es, desde hace mucho, una música muy conocida en el oficialismo. La
novedad estuvo esta vez en la nota que pulsó Hebe
de Bonafini. La titular de Madres de Plaza de Mayo acusó de
corrupción a los movimientos sociales que respaldan a “Albertito” (sic). Dijo
que reciben plata a cambio de entregar planes. Enfocó contra el Movimiento
Evita, uno
de los soportes más importantes del Presidente.
Fernando Navarro y Emilio Pérsico son funcionarios. Harán este domingo una
marcha por el Día del Trabajo pero con el fin de respaldar a Alberto. La misma
que no logró cohesionar ni siquiera a
Aquel
recorrido reconoce un denominador común. Todas las voces que irrumpieron (con
la excepción de Moreau) responden estrictamente al mando y el ideario de
Cristina Fernández. No podría existir ninguna confusión. También a esta altura
resulta difícil suponer que el enojo kirchnerista se limite a Guzmán. La salida
del ministro, en todo caso, sería el último paso de una estrategia que busca
anular cualquier autonomía del Presidente. “Dejarlo
como el jarrón chino”, confiesa uno de los hombres que lo
defiende.
La
vicepresidenta se ocupa mucho de empujarlo hacia las sombras. En casi
todos los planos. Ordenó, por ejemplo, la institucionalización del Frente de
Todos en Buenos Aires. Con el liderazgo de
Otro
dato sorprendente fue el
viaje del ministro del Interior, Eduardo De Pedro, a Israel. Con
el formato de alguien que supone un protagonismo político futuro diferente al
que le propone el sillón de
La
excursión resultó planeada durante meses en el Instituto Patria. Tuvo un solo
contratiempo. La
forzada renuncia del embajador K, Sergio Urribarri, condenado a 8
años por causas de corrupción mientras se desempeñó como
gobernador de Entre Ríos. Curioso: dimitió pero continúa aún en
tierra israelí. Parece
claro que detrás de De Pedro está la intención de la vicepresidenta de ir
moldeando quizás un candidato para lo que se avecina. El kirchnerismo tiene, en
ese sentido, fuera de ella misma, su vidriera raleada. Los proyectos de Axel
Kicillof y Máximo Kirchner se han diluido.
También
figuró en ese panorama dominado por el opacamiento presidencial la entrevista
que Cristina mantuvo con la máxima autoridad militar de Estados Unidos en
América latina, Laura
Richardson. “La general”, según la denominan allá. Un incordio, tal
vez, para el lenguaje inclusivo que le agrada a la vicepresidenta. En esta
historia quedó una duda. El embajador Marc Stanley también solicitó una
entrevista con Alberto. No tuvo respuesta favorable. Sí dialogó, en cambio, con
el ministro de Defensa, Jorge Taiana.
Richardson
no ha circunscripto su carrera al ámbito militar. Fue edecán de varios
vicepresidentes, entre ellos el demócrata Al Gore. Es piloto de helicópteros y
aviones, oriunda de Colorado. Su ascenso fue postergado en la época de Donald
Trump. El ex presidente republicano suele tener dificultades con el género. Una
de las mayores inquietudes que planteó se relacionó con la estación espacial
china que está en Las Lajas, Neuquén. Autorizada durante el segundo mandato de
Cristina. “Son
instalaciones de un gobierno autoritario. Está manejado por una empresa del
Estado y del Ejército Popular de China”, explicó. “¿Para qué están usando
eso?”, interpeló.
Tales razonamientos los formuló
en entrevistas periodísticas. Taiana asegura que no los conversó con él.
Fuentes diplomáticas confiaron que estuvieron presentes en la reunión que
mantuvo en el Senado con la vicepresidenta. Detalles de agenda al margen, no
podría soslayarse la intención de Cristina de diseñar un vínculo propio con
Washington –sin la mediación del albertismo-que podría enlazarse también, en un
contexto ampliado, con aquel viaje de De Pedro a Israel.
El
Presidente se puede enfrentar a un desafío bravo en su política exterior. Tiene
previsto asistir en junio a
Toda esa
sucesión de intrigas oficialistas y una gestión del Gobierno que no acierta,
podría inducir a suponer la existencia de un camino desmalezado para que la
oposición llegue al poder en 2023. Error: Juntos por el
Cambio riega su propio terreno con escándalos internos que
abren serias dudas sobre su viabilidad. Por un motivo sencillo: sobreviven
demasiadas desconfianzas entre sus miembros. Del plano político se trasladan
rápido al plano personal.
Hay notorias
diferencias en el PRO. Las hay además en el
radicalismo. Elisa Carrió se comporta como fiscal de todos con su liderazgo de
La
difusión periodística de esas conversaciones detonó la crisis en la coalición.
Si, en efecto, estuvo en el medio del diálogo una negociación viscosa por
La importancia de ese dato quedó
registrada en dos hechos. En su primera decisión, por unanimidad,
Es
cierto, como advirtió Carrió, que Massa habla con casi todo el mundo. El
problema sería muchas veces las derivaciones de esos diálogos.
Mauricio Macri le hizo al jujeño la misma advertencia en el plenario de la
coalición. Ese encuentro resultó un desarreglo completo. Horacio Rodríguez
Larreta planteó tímidamente una discusión sobre el papel de Javier Milei. El
ingeniero le dio curso con una frase propia: “El
cambio somos nosotros, pero sin anarquía”, dijo. Apareció así en el
documento. Patricia Bullrich ordenó el texto. Se arrepintió 24
horas más tarde.
Impidió que la crisis coagulara.
Al final
quedó instalada una impresión. Juntos salió del paso recurriendo
a un libreto kirchnerista. Culpó al periodismo por una
campaña en su contra. Apuntó a Milei por querer dividir la coalición. Le cerró
una puerta que el dirigente libertario jamás pidió que fuera abierta.
El epílogo desnuda algo más que
un mundo de intrigas. Evidencia la ausencia de una conducción consistente y
visible, capaz de evitar semejante confusión.
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