Picada de noticias en el recuerdo

 


Editorial

Ayer tuvo lugar en Neuquén el primer test electoral de 2019. En esa provincia es amo y señor de las urnas el Movimiento Popular Neuquino, fundado a comienzos de los sesenta por el clan Sapag. A partir de entonces mantiene un invicto de medio siglo. Nadie le pudo ganar al clan, ni siquiera Juan Perón. Si no pudo el fundador del peronismo menos iba a poder hacerlo Ramón Fioseco, el candidato que presentó en las elecciones a gobernador la alianza kirchnerismo-peronismo, que contó con el expreso aval de Cristina Kirchner.

Los números expresan la contundencia de la victoria del MPN. Omar Gutiérrez, su candidato, sacó el 40% de los votos. Segundo salió el mencionado Fioseco (26%). Tercero y lejos (15%), Horacio Quiroga, el delfín de Mauricio Macri. Cuarto, el ex gobernador Jorge Sobisch, con el 10%. Los grandes perdedores fueron el presidente y su antecesora. Quiroga es un radical macrista que fue bendecido al comienzo por Macri. Con el correr de los días y al poner en evidencia las encuestas que Quiroga estaba condenado a hacer una paupérrima elección, el Gobierno nacional apostó por el triunfo de Gutiérrez, un aliado permanente del oficialismo nacional de turno. De esa forma, intentó desprenderse de Quiroga y destacar la importancia del triunfo de Gutiérrez, un “amigo” del Gobierno. Macri, entonces, no perdió. El que lo hizo fue Quiroga, único responsable del papelón.

CFK es la otra gran derrotada. Al sacarse una foto en el Instituto Patria junto a Fioseco no hizo más que nacionalizar la elección neuquina. “Votar por Fioseco es votar por mí”, fue el mensaje que le dirigió la ex presidente a los neuquinos. Evidentemente, cometió un grosero error de cálculo. Y aquí no cabe más que hacer referencia a las encuestas. Los diarios señalaron que según encuestas del kirchnerismo-peronismo neuquino Fioseco estaba por encima de Gutiérrez. Incluso ayer mismo los medios de comunicación nacionales dijeron que había una gran expectativa por el resultado de los comicios dada la paridad entre Gutiérrez y Fioseco. Las urnas dijeron otra cosa. Fue un paseo de Gutiérrez. En términos futbolísticos se puede afirmar que ganó caminando.

El 26% obtenido por Fioseco es un serio llamado de atención para la ex presidente. Al menos en Neuquén la alianza entre Unidad Ciudadana y el PJ no funcionó. Los neuquinos decidieron privilegiar los intereses de su provincia desentendiéndose de la grieta entre Macri y Cristina. Seguramente por estas horas debe haber un gran revuelo en aquellas provincias donde se selló la unión entre el kirchnerismo y el PJ. En Santa Fe, por ejemplo, el senador Omar Perotti y el diputado Agustín Rossi deben estar sumamente preocupados. Porque si lo que pasó en Neuquén se reitera en la interna peronista en Santa Fe, la arquitecta Bielsa puede anotarse una victoria contundente. Pero la gran incógnita pasa por los pasos que de aquí en más dará la ex presidente. Lo más probable es que se abstenga de intervenir en las elecciones venideras como lo hizo en Neuquén. No hará más que desensillar hasta que aclare.

Las elecciones neuquinas demostraron que al menos la mitad de su electorado está en contra de Macri y Cristina, convalidando la existencia de la alta imagen negativa que mortifica a ambos. La grieta, cultivada con esmero por ambos gladiadores, sufrió un duro golpe ayer en Neuquén. Hay, qué duda cabe, un importante sector del electorado que no quiere saber nada ni con la continuidad de Macri ni con el retorno de Cristina. Conscientes de ello, anoche Massa, Pichetto, Urtubey y Lavagna deben haber festejado con champagne. Pero no deben engañarse. Los resultados neuquinos poco tienen que ver con lo que sucede a nivel nacional. Ayer los neuquinos votaron por su gobernador pensando sólo en sus intereses y en los de su provincia. Fue una elección provincial, lo que evidentemente no fue captado ni por Macri ni por Cristina, quienes recibieron una sonora bofetada.

 

 

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