La nota de Fernando González
Cristina
quiere, pero no puede mirarse en el espejo de Lula
Infobae
31 de Octubre de 2022
Lula
tuvo su Día de
“Es
el político latinoamericano que mejor interpretó al peronismo de los últimos
años”, explicó esa noche el encargado de presentarlo, el gobernador de Córdoba
José Manuel de
En
aquella semana de octubre, Lula fue a almorzar con Cristina Kirchner. También
tuvo que bancarse un almuerzo con Amado Boudou. Castigos de la izquierda
latinoamericana. Claro que después, cuando quedó preso en una cárcel de
Curitiba, comenzó a mirar con más simpatía la teoría del lawfare que su amiga
argentina mencionaba en los discursos para transformar las acusaciones por los
escándalos de corrupción en un ataque dirigido por el Imperio Americano junto a
jueces y periodistas.
El
año pasado, cuando Lula Salió en libertad y se lanzó a la campaña para regresar
al poder, Cristina comenzó a observar atentamente sus movimientos para
imitarlos en
Los
problemas para Cristina se hicieron evidentes con el resultado de la primera
vuelta, el pasado 2 de octubre. Lula no arrasó ni mucho menos, y apenas
aventajó por cinco puntos al populismo de extrema derecha que lideraba Jair
Bolsonaro. Tal vez por eso, ella no estuvo en Brasil el domingo. Preocupada por
la paridad que mostraban las encuestas para el ballotage, prefirió enviar al
embajador kirchnerista en el gobierno que comparte con Alberto Fernández: el
ministro del interior, Wado De Pedro.
La
gran incógnita para el kirchnerismo pasa ahora por definir si intentarán frenar
o no las PASO en el Congreso. Los números son muy ajustados, pero los cálculos
señalan que será muy difícil vencer a Juntos por el Cambio si la oposición
elige sus candidatos a través del mecanismo de elecciones primarias. El
problema es que la política y la simetría no maridan como lo planifican los
dirigentes. Y aunque Cristina lo ansía y lo necesita, le faltan muchas
condiciones indispensables para poder ponerse a resguardo en el espejo de Lula.
La primera gran diferencia hay que buscarla en el discurso triunfal del domingo
a la noche.
“El pueblo brasileño dejó en claro que quiere
más y no menos democracia. No hay dos Brasil. Somos un solo país, un solo
pueblo, una gran nación”, planteó de entrada Lula, en un intento inmediato de
consenso luego de que los resultados electorales mostraran el mapa de un país
absolutamente fracturado. Primer dato que deberán registrar Cristina y el
kirchnerismo, portadores de un relato que prioriza a dos Argentinas
irreconciliables.
El
otro plano que abordó Lula en sus primeras palabras a los brasileños marcaron
una línea de trazo grueso institucional. Reafirmó su compromiso por
“reconstruir el país en todas las dimensiones, desde la política y la economía
hasta el plano internacional”. Y anunció que “retomará el diálogo con el poder
legislativo y judicial para reconstruir la convivencia armoniosa y republicana
entre los tres poderes”. Otro punto que hace agua en la agenda política de
Claro
que la mayor de las diferencias entre la situación de Lula y la de Cristina no
pasa por lo discursivo. Sus caminos se bifurcan a la hora de hablar de
popularidad. Apenas salió de la cárcel y se lanzó a la campaña para volver a la
presidencia del Brasil, Lula se ubicó al frente de todas las encuestas de intención
de voto. En
Para
llegar a la presidencia del Brasil, Lula designó como su candidato a
vicepresidente al ex gobernador de San Pablo, Geraldo Ackmin, un veterano líder
del Partido Socialdemócrata Brasileño, simpatizante reconocido del Opus Dei,
partidario de las privatizaciones y a quien los lulistas llamaban “picolé de
chuchú” (helado de cayote) por su sabor insípido. Un sapo que Lula debió
tragarse para ampliar el espectro del voto hacia la derecha. Habrá que ver si
Cristina encuentra algún aliado con méritos similares que la pueda acompañar.
Su límite, hasta ahora, ha sido el inclasificable peronista formoseño Gildo
Insfrán.
Lula
también le hizo un gesto directo a los mercados brasileños y al poderoso lobby
empresario de San Pablo. Fue cuando sumó a sus equipos al ex presidente
Fernando Henrique Cardoso, un politólogo, filósofo y académico, integrante como
Ackmin de
Rodríguez
Larreta, primer saludo opositor para Lula
Poco
después del tuit de Cristina que saludaba la victoria de Lula, sorprendió la
felicitación de Horacio Rodríguez Larreta. No porque lo hiciera sino por haber
sido el primer mensaje entre los dirigentes de la oposición argentina.
“Felicitaciones al pueblo hermano de Brasil y, especialmente a Lula, nuevo
presidente electo. Necesitamos construir una relación madura entre nuestros
países que nos permita potencias las posibilidades de desarrollo”, escribió el
Jefe de Gobierno porteño. Su secretario de Relaciones Internacionales, Fernando
Straface, ya le había advertido que si ganaba Bolsonaro sería mucho más
complicado retomar la agenda entre el Mercosur y
Es
que Bolsonaro, con sus gestos polémicos y las bravatas contra el Covid y la
preservación ecológica de
Y
en el congreso reciente de
Esa
frontera sutil entre derecha liberal y derecha populista no pasó inadvertida,
por ejemplo, para Mauricio Macri. Aunque hubiera preferido seguramente una
victoria de Bolsonaro para frenar el entusiasmo kirchnerista, el ex presidente
esperó unas horas pero también le envió su felicitación a Lula por las redes
sociales.
Sorprendieron
menos, claro, los saludos de los radicales. El gobernador Gerardo Morales y el
diputado Facundo Manes felicitaron al ganador poco después de confirmado el
triunfo sobre Bolsonaro. El neurocientífico, incluso, había expresado su clara
preferencia por Lula en los días previos al ballotage.
En
cambio, Patricia Bullrich prefirió hacer foco en la agenda local y utilizar sus
redes sociales para condenar el feroz asesinato del empresario Andrés Blaquier
en el conurbano. “Transformaron a
Los
que quedaron del lado del derrotado fueron el libertario Milei y el peronista
opositor, Miguel Angel Pichetto, quien le había deseado suerte virtualmente a
Bolsonaro en la mañana del domingo, cuando todavía reinaba el optimismo en el
campamento del presidente brasileño. La derrota por tan escaso margen fue todo
un mérito, pero Brasil sostiene los mismos dogmas futboleros que dominan la
cultura argentina. Nadie recuerda, dicen en la tribuna, a quienes salieron
segundos.
Cuando
ya era la madrugada del domingo, un activista argentino le alcanzó a Lula una
gorrita con la leyenda “CFK 2023″ y el ganador de las elecciones se la calzó
durante unos segundos para las cámaras. Cristina deberá decidir en las próximas
semanas si la estrecha victoria de su amigo es suficiente como para asumir ella
el riesgo de convertirse en candidata presidencial con los números negativos
que por ahora le devuelven las encuestas.
El
espejo de Lula en el que se mira Cristina conserva cifras que
Aún
en su estrechez, esta victoria de Lula se produjo por el buen recuerdo que
muchos brasileños tienen todavía de su gestión. Algo parecido les sucedió a
Cristina y a Alberto Fernández hace tres años. Un 48% de argentinos los votaron
por el recuerdo que tenían de las gestiones anteriores. Muchos olvidaron,
incluso, que las cifras de la inflación y las de la pobreza habían sido
manipuladas por el Indec para construir una falsa realidad.
Pero
ya no hay recuerdos que valgan en la actualidad. Los números espantosos de
Cristina y Alberto son los del presente. La pobreza superior al 40% y la
inflación que se aproxima con velocidad al 100% en
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