La reflexión de Alberto Benegas Lynch (h)
El
pensamiento lateral es imprescindible
Página/12
31 de Diciembre de 2022
Una
de las premisas fundamentales en el proceso educativo consiste en enseñar
a pensar lo cual requiere transmitir la necesidad del espíritu
crítico, en no dar nada por sentado y cuestionarlo todo, masticarlo,
digerirlo y luego arribar a las propias conclusiones a sabiendas que el
conocimiento tiene la característica de la provisionalidad sujeta a
refutaciones.
Esto
nada tiene que ver con el relativismo puesto que una proposición verdadera es
aquella en la que hay una correspondencia entre el juicio y el objeto
juzgado. Las cosas son independientemente de las opiniones, ese es
el sentido de los departamentos de investigaciones en las casas de estudio, si
todo fuera relativo nada habría que investigar ya que todo sería cuestión de
gustos y por otra parte el relativismo hace relativa la afirmación de su propia
tesis. El conocimiento demanda un difícil y constante peregrinaje con distintos
matices de luces y sombras al efecto de reducir nuestra ignorancia.
El
enemigo de esta línea argumental es la memorización y el repetir
como loro lo que dice el supuesto profesor. En clase resulta vital el
intercambio con alumnos en el contexto de reiteradas invitaciones a mirar el
asunto abordado desde diversos ángulos y perspectivas. El primer día de mis
clases repito un latiguillo que me da mucho resultado en el transcurso del
semestre: si lo que digo no resulta claro, interrúmpanme, si no están de
acuerdo, discutan, pero si les parece que soy claro y están en principio de
acuerdo hagan de abogado del diablo pues esto ayuda mucho a clarificar temas
que cuando se presentan pueden aparecer razonables pero cuando comienza el
debate resulta que se pone de manifiesto que había que pulir distintos aspectos
del asunto.
Por
otra parte, es de especial relevancia destacar que cada persona es
única e irrepetible en la historia de la humanidad de modo que resulta
esencial estimular las potencialidades de cada cual y nunca
pretender el pensamiento único ni buscar promedios intelectuales para lo cual
se necesitan climas de libertad, es decir, de respeto recíproco. Todas las
concepciones totalitarias naturalmente conspiran contra el conocimiento, además
de hacerlo contra la decencia.
Hay
infinidad de autores que han tratado este tema desde tiempo inmemorial, pero
hay dos que se destacan nítidamente en nuestra época: Edward de Bono -egresado
en medicina y psicología de Oxford y Cambridge- con su propuesta tan fértil de
lo que bautizó como “pensamiento lateral” y Rollo May con sus
consideraciones sobre “el coraje de crear”.
Seguramente
hay amplia aceptación de estos postulados formulados de la manera en la que lo
hacemos pero cuando se concretan propuestas que en lugar de comprender como
dice el citado Edward de Bono que no resulta fértil seguir escarbado en el
mismo pozo en lugar de emprender la faena en otro lugar donde se encuentra la
solución, resulta que las telarañas mentales empujan a la rutina de mantenerse
en el mismo pozo debido al espíritu conservador. Un espíritu que no se refiere
al respeto por la vida, la libertad y la propiedad sino que se encadena
al statu quo incapacitado de explorar otras propuestas porque
se asientan en la falacia ad populum, es decir si todos lo hacen
está bien y si nadie lo hace está mal. Con este criterio cavernario nuestros
ancestros no hubieran pasado del taparrabos y el garrote porque el primero que
pretendió usar el arco y la flecha era nuevo y por ende inaceptable.
Probemos
este razonamiento con el tema educativo. Otra vez aquí prácticamente todos
acordarán que la educación es un tema crucial pero cuando vamos a lo concreto
resulta que se anquilosan en lo de siempre con lo cual se
torna muy difícil avanzar. Pero antes de entrar en este tema consignamos una
nota al pie de carácter general muy deseducativo y es la mala práctica de
pseudo empresarios que viven del privilegio en alianza con el poder de turno
que todo lo contaminan y desfiguran completamente la idea del empresario como
servidor del prójimo en un mercado libre puesto que si dan en la tecla ganan y
si yerran incurren en quebrantos, al contrario de los fantoches que viven de la
cópula con los gobiernos y, por tanto, sus patrimonios proceden del atraco a
sus semejantes.
Veamos
ahora a esta vaca sagrada de nuestra época denominada “educación pública”.
De entrada señalamos un error semántico: la educación privada es
también para el público de modo que aquella denominación no define
nada, se trata en verdad de educación estatal, pero se pretende
ocultar esta etiqueta pues se revela en tan desafortunada como arte estatal,
periodismo estatal o la literatura estatal por lo que se apunta a disfrazarla
con lo de educación pública.
Pero
lo primero es entender que el proceso educativo requiere de puertas y
ventanas abiertas para recibir la mayor dosis de oxígeno posible en un
contexto competitivo donde las auditorías cruzadas operen con el mayor rigor al
efecto de lograr la excelencia académica. En este contexto resulta un insulto a
la inteligencia la pretensión de imponer estructuras curriculares desde el
vértice del poder vía ministerios de educación o cultura.
Lo
segundo que deriva de lo anterior es aceptar que el proceso educativo -siempre
en un contexto evolutivo de prueba y error donde nadie tiene la precisa para
abrir cauce a las corroboraciones siempre provisorias abiertas a refutaciones-
debe ser ajeno a la fuerza, es decir a las botas, en otros términos ajeno a la
politización y consiguientes riesgos de adoctrinamiento.
Entonces,
independientemente de lo que haya ocurrido en otros momentos de la historia
rodeada de otras situaciones y recorridos, es del caso prestar debida atención
al tema de incentivos. No es necesariamente un problema de malos profesores en
el ámbito estatal, es problema estriba en incentivos de los administradores del
fruto del trabajo ajeno: no es lo mismo como se toma café o se encienden las
luces cuando uno paga las cuentas respecto a cómo se procede cuando se obliga a
otros a pagarlas. Personalmente estaría escupiendo al cielo si dijera que se
trata de malos profesores puesto que sin perjuicio que mis dos doctorados
proceden de universidades privadas, fui titular en
Como
han explicado, entre otros, autores como Ronald Coase, Douglass North y
Harlod Demsetz, el asunto es de incentivos para manejar lo propio alejado
de lo que en ciencias políticas se conoce como “la tragedia de los comunes”,
a saber, lo que es de todos no es de nadie con el consiguiente despilfarro de
los siempre escasos recursos lo cual perjudica a toda la comunidad pero muy
especialmente a los más vulnerables. Estos últimos en definitiva se hacen cargo
vía sus salarios por aplicar concepciones de voracidad fiscal que apuntan a un
segmento pero debido a la retracción de las inversiones terminan por flagelar a
los más necesitados. Incluso a pesar de los estudios alarmantes del costo por
año por graduado en instituciones estatales frecuentemente se observa que se
limitan a gastos corrientes eludiendo el aspecto central de la inmovilización de
capital (sin mencionar las frecuentes paralizaciones por movimientos sindicales
ni la mugre y pegatinas de aulas y pasillos). En este plano medir
“rendimientos” resulta irrelevante puesto que no toma en cuenta las
alternativas de lo que hubiera hecho la gente si hubiera podido disponer
libremente del fruto de sus trabajos.
Entonces
una medida de fondo en el campo educativo consiste en desprenderse de
todas las instituciones estatales ya sea entregando sin cargo al mismo
claustro que al momento las administran o vendiéndoselas a precios sumamente
accesibles con lo que las inmovilizaciones de activos fijos y la administración
de gastos corrientes serán de características sustancialmente distintas por las
razones que dejamos registradas, las que erróneamente pretenden refutarse con
el argumento de “los bienes públicos” sin percatarse que el terreno que
analizamos no calzan los principios medulares de no rivalidad y de no
exclusión.
Es
de trascendental importancia que en esta transición todos los que teniendo las
condiciones para aplicar a las ofertas educativas existentes, en adición a las
becas existentes en el ámbito privado se les otorguen vouchers, es
decir, créditos educativos para que puedan aplicar a la
entidad privada de su agrado y elección. En otras palabras, en lugar de
financiar la oferta con todos los problemas de incentivos se financie
la demanda, pero no se diga que esta propuesta desconoce a los que no
pueden hacerse cargo de las matrículas y las cuotas respectivas, en verdad la
sola argumentación para no cambiar el sistema sería el deseo de politizar y
adoctrinar.
Desde
luego que en este cuadro se situación las carreras y estudios que necesiten
acreditación será realizada también por auditorías en competencia tal como
ocurría originalmente en buena parte del continente europeo y especialmente
durante el período colonial en tierras estadounidenses tal como lo relata
detalladamente Andrew J. Coluson en su formidable historia de la educación
privada en ausencia del aparato estatal en muy distintos lugares y época en su
tratado titulado Market Education. The Unknown History.
He
aquí una prueba del indispensable pensamiento lateral que
somete a un examen riguroso a las mentes que dicen ser abiertas y libres de
prejucios que debe ser complementado por la nutrida bibliografía hoy disponible
que apunta a deshacerse de enquilosamientos tradicionales como son los casos,
por ejemplo de Thomas Sowell refierido al otrora baluarde del mundo libre Inside
American Education o , en la misma línea argumental, de Alan Charles
Kors y Harvey Silvergate una investigación detallada titulada The
Sahadow University. The Betrayal of Liberty on American´s Campuses y
finalmente para limitarnos a mencionar lo más relevante, el notable trabajo de
James Tooley Education Without the State. Son muchos los que
alardean de tener una mente abierta pero resulta que cuando se pone a prueba
nos encontramos que de las cejas para arriba está clausurado con un pesado
candado reiterando lo de siempre, en este caso sin argumentos y sin aceptar una
apertura competitiva dando lugar a posibilidades de nuevos paradigmas en el
contexto del indispensable juicio crítico, en cambio aferrados a la
administración y enseñanza de aparatos estatales.
Cuanto
más abierto y competitivo el sistema mayores son las posibilidades de zafar del
adoctrinamiento puesto que detectar esa cerrazón ahuyenta clientes, por eso el
hecho de estar impregnados de lo estatal sea de modo directo o indirecto vía la
capacitación de profesores necesariamente conduce a la aparición de fulanos y
fulanas que irrumpen en marchas agresivas blandiendo en las manos el librito de
Mao y similares, por más que la situación brinde la posibilidad de que
literalmente todos sean multimillonarios. El tema no es del bolsillo sino de
las neuronas. Y nuevamente no se trata de la sandez de contar con “un buen
ministro de educación” ya que no hay tal cosa: cualquier política que se
imponga desde el poder en materia educativa estará mal ya que el aire
distintivo, fresco y renovado es lo que se necesita para escapar de la trampa
del igualitarismo de la guillotina horizontal.
Comentarios
Publicar un comentario