La pluma de Marcelo Figueras
MÁXIMO
ROMPE EL SILENCIO (*)
Todo el mundo tiene una opinión sobre él
—ese tipo de 1,80 largos y sonrisa fácil, que está al filo de cumplir 46 y fuma
a pesar de que lo retan—, aunque prácticamente nadie lo conoce. Es inevitable,
porque como dice un amigo en común, su caso es digno de figurar en el Libro
Guinness de los Récords: Máximo Kirchner es hijo no de uno, sino de dos
Presidentes de
Sólo que ahora es Messi quien ocupa ese
sitial para Néstor Iván, y Néstor Iván quién padeció más las dramáticas
vicisitudes del equipo argentino durante el Mundial. Durante el match contra
Francia —Cristina no vio los partidos contra Holanda y los galos pero sí la
definición por penales, esa fue su cábala—, el crío estaba acompañado por
algunos de sus amigos. «Cuando Francia empata y lo veo llorar, cometí un error
garrafal. Le dije: quedate
tranquilo, que vamos a ganar. Fue un riesgo innecesario», ríe ahora
Máximo. «Porque el resultado no dependía de mí. ¡Me jugué la credibilidad como
padre!» Un impulso que a quienes también somos padres y madres no nos cuesta
entender, desde nuestro deseo de preservar lo que Máximo llama «la ilusión de
los pibes» — de los propios, claro, pero también de todas las pibas y pibes
argentinos que el pasado diciembre disfrutaron de una alegría que durante los
últimos siete años les fue esquiva. Tal vez por eso, desde el contexto de la
más grande crisis que haya conocido la democracia argentina en los últimos
cuarenta años, la palabra que más repite Máximo Kirchner —aquello que no cesa
de reclamarle a la dirigencia argentina, tanto como a sí mismo— es responsabilidad. Porque de la actitud
de la dirigencia nacional, tanto política como económica, depende la
posibilidad de que se gane el partido de esta instancia histórica. Aunque sea
por penales.
Hace 10 años, la democracia era algo que en
Occidente dábamos por sentado. De los imperfectos sistemas de gobierno que los
humanos nos habíamos dado durante milenios, era el más perfecto. Pero ahora, en
muchos países existen vastos sectores que no tendrían problemas en sacrificar
libertades individuales y derechos ajenos para bancar a gobiernos despóticos
que defiendan intereses sectoriales, no mayoritarios. ¿Qué pasó, qué está
pasando? ¿Cómo describirías el actual proceso mundial?
MK: Se percibe el agotamiento de un
sistema que se concentra cada vez más, en materia de ingresos. Cada vez hay
sectores más grandes de la población de todos los países con menos acceso no
sólo a bienes y servicios, sino a etapas de alegría. Hay un nivel de
sobre-explotación del hombre por el hombre. Con el verso del emprendedurismo
uno termina… Prima lo financiero sobre lo productivo. Lo vimos durante la
pandemia. Cayó la producción pero el sistema financiero, más allá del golpe
inicial, se recuperó y creció rápidamente. Esa realidad está desenganchada de
lo que le pasa a la gente. Creo que esas son las cosas que tenemos que evaluar,
porque generan un descontento en la población que la fragilidad de las
dirigencias —por su falta de coraje, o falta de decisión o falta de acompañamiento
a la sociedad— no hace sino potenciar. Y ahí empiezan a aparecer esos
grupúsculos en los que prima el odio, que primero fueron alimentados vía
Facebook y después por Twitter, esas plazas de comunicación virtual…
El equivalente contemporáneo del ágora donde
se discutían las cosas públicas.
¡…que están en manos del sector privado!
Donde la comunicación está restringida, dirigida, domesticada. Y eso cambia la
conversación pública. El Indio (Solari) ya lo tenía claro en el ’98, cuando
en Alien Duce hablaba
del «pequeño gran matón de
Más allá de sus ventajas objetivas, Internet
es ante todo un fenomenal instrumento de control.
Que, sin embargo, no
consigue apaciguar las broncas que se generan en la sociedad. Y que remiten
siempre, en último término, a la insuficiencia de un sistema económico que ya
no tiene en cuenta la realidad de la gente sino las realidades de los mercados.
Porque las sociedades tienen en cuenta la existencia de los mercados pero los
mercados no tienen en cuenta la existencia de la gente. Crecimos escuchando
aquel tango que nos describía con la
ñata contra el vidrio, pero hoy vivimos con la ñata contra la
pantalla, viendo un montón de cosas a las que no vas a poder acceder nunca,
porque el mundo se está achicando, le rinde a menos personas cada vez. Y en ese
contexto fermenta la carga de violencia que hoy vemos: sin contenido, vacía,
llena de odio, de desprecio por el otro, la deshumanización de la política y de
las personas. Todo eso no puede sino traer consecuencias. Están jugando con
cosas que no tienen repuesto.
El dueño de Twitter es un señor que, como
necesita litio para sus industrias, no tuvo empacho en decir que si hacía falta
sacar a Evo Morales de la presidencia de Bolivia de la manera que fuere, la
apoyaría. Hablamos del primer o segundo señor más rico del planeta, que para el
mundo empresarial o para muchos pibes puede ser paradigma del éxito. Y dice que
va a terminar con un gobierno democrático porque ese gobierno trata de que al
menos parte de esos recursos naturales sirvan a su pueblo. Los poderes
económicos nunca le han hecho asco a las dictaduras, y Argentina es un gran
ejemplo de ello. Y así es que hoy tenemos una plaza de conversación pública en
manos de un señor que está a favor de dar golpes de Estado porque pretende
sacar el litio de Bolivia y usarlo como él quiere. Y no, no es así. El problema
es que ese señor opera en Bolivia y en el mundo entero, y hace que las
sociedades se enteren de lo que él decide, sea esto verdad o mentira.
Necesitamos equilibrio en la información que recibe la gente. Bárbaro que
(Elon) Musk quiera decir eso, no sé. El problema es cuando lo otro no se
escucha. Cuando hay culturas enteras que quedan suprimidas, que no forman parte
de lo que se comunica. Entonces estamos en un lugar donde uno escucha hablar de
libertad, pero no hay libertad. Hay un imaginario, nomás.
Un microcosmos de datos hechos a tu medida,
para que asumas que lo que está pasando es esto y no otra cosa y tus decisiones
se vean condicionadas por ese contexto.
Algo se está saliendo de control y dañando a
las sociedades. Porque afecta a Presidentes, legisladores o intendentes, pero
ante todo afecta a la sociedad, a enteros sistemas políticos y culturales.
¿Qué vuela a continuación del Cóndor?
En Latinoamérica parece haber un reverdecer
de los gobiernos progresistas. Son la consecuencia de que los gobiernos de
derecha populista duraron poco, apenas un turno administrativo. Pero, ¿no es
mucho más difícil la situación para los pueblos latinoamericanos ahora,
respecto de la que era a comienzos de siglo? Porque las derechas perdieron pero
han dejado sentadas bases sólidas para su futuro desarrollo. Y buscan la
reconquista, corrigiendo sus errores para instalarse en el poder institucional
de manera más sólida.
Alientan las tensiones. Mirá lo que pasó en
Brasil a comienzos del año. ¡Mirá lo que pasa en Perú! País al que siempre
vendieron como una economía que funcionaba a pesar de sus problemas políticos,
pero sólo funcionaba para las elites de sus centros urbanos y sus socios
extranjeros, no para el pueblo. Una nación que tiene un 20 o 25% de su minería
en negro, un 60 o 65% de informalidad en la relación laboral. ¿De qué te sirve
tener todas esas reservas naturales, si tu gente está cómo está? Latinoamérica
sigue siendo un territorio muy desigual. Perú ya ha superado la barrera de los
60 muertos, y pareciera que nada va a pasar.
¿Soy yo, u hoy Perú es un banco de pruebas
para dirimir cuánto se permite matar en el marco de una represión estatal y
seguir vendiéndote que ese gobierno es democrático? ¿No deberíamos verlo como
un espejo deformante de lo que puede ser
Hay sectores que
entendemos que la diversidad, la pluralidad es lo mejor que nos puede pasar,
pierdas o ganes una elección. Y al mismo tiempo hay otros sectores que no, que
buscan suprimir a su adversario político. O descabezar aquello que sintetiza el
pueblo, porque es difícil construir un liderazgo popular, lleva muchísimo
tiempo. Porque, como cada vez es más obvio que las ideales que pregonan no se
corresponden con los resultados de sus políticas, su reacción es cada vez más
violenta.
En Perú ya no les alcanzó con un sistema
legislativo discutible y polémico, ni con un Poder Judicial permeable. Ahora
tuvieron que sacar las fuerzas de seguridad a tirar plomo. No gases
lacrimógenos, no gas pimienta: plomo. Cuando suceden estas cosas es terrible
para un país, para una sociedad, porque el miedo es disciplinador. El miedo a no
ver más a tus hijos y tus hijas, a tus compañeros y compañeras de trabajo, de
militancia. Claro que juegan con eso. Total, ellos no van nunca al frente. Lo
que le pasó a
Lo concreto es que en Perú ya se triplicó,
casi, la cifra de los muertos de Argentina en 2001. Eso es lo que se está
dirimiendo en estas disputas: cómo responden los pueblos.
En los ’70, los intereses corporativos y
geopolíticos impusieron gobiernos militares, que les garantizaban poder
omnímodo e impunidad. ¿Cuál es el plan ahora, el proyecto de estos sectores?
Todo este proceso de desprestigio de la democracia como sistema político…
El plan del poder es avanzar hasta donde se
lo permitamos.
Este año se cumplen 40 años de democracia en
Argentina. El panorama dista de ser alentador. Tal vez sea el peor momento de
estas cuatro décadas, ya que en el 2001 se cuestionaba a la dirigencia del
momento pero no al sistema. Sin embargo, ahora…
Ahora la oposición trata de ideologizar una
discusión que para nosotros es empírica. Cuando surgió el Metrobús, nosotros
estudiamos el fenómeno y concluimos que, aunque no había sido una iniciativa
nuestra, podía ahorrarle una horita de viaje a la gente y eso mejoraba su
calidad de vida — o sea, era una medida positiva. Claro, después llegó Macri al
gobierno y desmanejó la economía del país y la gente tuvo que hacer horas
extras y trabajar más para ganar menos, o para que no la echasen. Eso es lo que
a nosotros nos interesa discutir. No lo que uno ve a diario en los medios, de
una mediocridad que nada tiene que ver con lo que pasa a nuestro país y a
nuestra gente. Esa deformación interesada de la realidad de la que hablábamos
antes, propiciada por los dueños de los medios y las redes. Y de la que la
misma oposición es víctima, porque se le dificulta percibir si el apoyo con que
cuentan es genuino.
Con la inversión que Larreta hace en pauta
para los medios, en algún momento se preguntará: «¿Qué sería de mí sin esta
pauta? ¿Me quieren de verdad o no?» Porque, cuando las cosas empiezan a salir mal,
los patovicas de los medios y las redes se borran siempre. Ahora parece que
Macri hubiera llegado en un plato volador. Pero a Macri lo votó una sociedad a
la que los medios y redes habían contribuido a esperanzar, y Macri los
defraudó. Les dijo que iba a hacer una cosa e hizo otra. Ahora hay un Macri más
genuino, que dice que en Qatar los homosexuales no hacen ostentación de su
estilo de vida, que Qatar es bárbaro porque no hay gremios…
Tampoco hay democracia en Qatar.
Ellos hablan como si no fuesen responsables
de nada, pero fue el macrismo el que nos metió en esta situación imposible.
Arrancaron cometiendo un error fundamental sobre el valor del dólar con que
funcionaba la sociedad argentina, más allá de las propias tensiones que genera
el mercado ilegal. Ya en febrero de 2016 les agarra un vértigo a Prat Gay y
compañía, el dólar no se va de
Tuvieron la suma del poder y no fueron
capaces de tener un mínimo gesto con la sociedad que los votó. ¿Por qué no
usaron parte de la plata que les llovió de arriba para hacer el gasoducto
Néstor Kirchner? Hubiesen podido mostrar algo, al menos. Pero no, nada. Y ahora
la consultora Moody’s —Moody’s, no el Movimiento Evita ni
El tema hoy es: ¿cómo nos comunicamos,
cómo conversamos con nuestra sociedad para debatir estos temas y que se
entiendan? No queda otra que insistir, alentar a que participe cada vez más
gente de su propio destino, que intervengan.
Que cada uno tome el bastón de mariscal,
como dijo Cristina citando a Perón.
Ni Perón ni Eva fueron perfectos. Yo me
afilié al peronismo siendo consciente de la historia de López Rega, ¿eh? Pero
lo indiscutible es que defendieron los intereses del país, que rompieron una
lógica de dominación de las elites sobre las mayorías. Para que no vuelvan los
López Rega tenemos que involucrarnos, para no ser rehenes de ciertos
instrumentos políticos hay que involucrarse. Desde el living de tu casa siempre
vas a tener razón, y más cuando a través de los medios te comen los ojos con
presuntos especialistas que te venden fórmulas con las que resuelven sus
propias vidas, sí, pero no la calidad de vida de la gente.
No hay dirigentes perfectos. Eso no existe.
La sociedad no se puede frustrar porque no encuentra dirigentes perfectos. Y la
frustran constantemente. Los que señalan con el dedito, ¿quiénes son, qué
hicieron? Los dueños de los medios y las redes, ¿quiénes son? No te escuché ni
una vez hablar, ¿vos hiciste todo bien? Por eso hay que salir a la calle y
meterse, por eso participo en una organización política y de un espacio
político. Porque nadie puede saber todo. No hay apellidos milagrosos ni
personas milagrosos. En todo caso habrá personas decididas, capaces, que se
preparan, voluntariosas, que están dispuestas a defender los intereses de sus
sociedades, ¡que las votan para eso!
Esa no es la película que buena parte del
pueblo cree estar viendo. La que están proyectando todo el tiempo para su mayor
angustia es una en la cual la democracia ya demostró que no sirve para
responder a las necesidades concretas de los ciudadanos.
Pero ha servido
hasta hace muy pocos años, y también sirvió durante la pandemia. En marzo del
2020 tuvimos un Presidente que formaba parte de un espacio político que encaró
la pandemia como había que encararla, y no como Trump y Bolsonaro, que
consintieron la muerte de millones de sus compatriotas, ni como el Macri que
pregonaba que mueran los que tengan
que morir. Todos conocemos historias de gente que ya no está y
no pudo ver a los suyos cuando estaban internados ni velarlos ni acompañar su
entierro — un duelo postergado, interminable. Se hizo lo que había que hacer
con un sistema sanitario que arrastraba un nivel de desinversión enorme, tanto
que había vuelto el sarampión… Habían diezmado el calendario de vacunas… ¡Tenés
que cuidar un poco a tu pueblo!
¿Pra Frente, Argentina?
Más allá de las complicaciones que supone la
herencia de Macri y del encomiable desempeño durante la pandemia, millones
esperaban del Frente de Todos políticas y decisiones que nunca llegaron.
La democracia tiene que estar acompañada de
una dirigencia con capacidad de decisión, que se anime a no ser mascota del
poder. Todos sabemos que se trata de actores económicos poderosos, sí, pero hay
que obrar para que se ordenen con el país, que se ordenen con su pueblo, que se
ordenen con la gente. ¡Si se les da todo! Hoy estaba con un compañero que
consultaba la factura de su celular… —tiene Personal, porque su militancia
llega hasta ahí [risas]— y en
siete meses le saltó de 6 lucas a 13.000. Loco, te están dando todo. ¿Qué más
querés? Y después te dicen: “La inflación”. ¿Y vos no tenés nada que ver con la
dinámica inflacionaria? ¿Por casa cómo andamos? Hablaba con [Sergio] Massa hace
un rato y me contaba cómo lo están cascoteando con operaciones en el mercado
los mismos que lo conocen y se dicen sus amigos… ¿Por qué no jugas más para tu
país? ¿No te fue bien? ¿No te parece que te fue bien cuando tenías apenas un
diario y ahora tenés todo lo que tenés? ¿Qué más querés? ¡Nunca tuvieron tanto
poder!
Podemos discutir cómo afecta que el Estado
declare Internet como servicio público, que fue lo que sucedió acá. Entiendo a
los tipos que dicen: “Me siento molesto”. Porque están los servicios públicos
de primera generación —los más comunes, el gas, el agua, la luz— y estos otros
que son de segunda generación: la telefonía celular, el cable e Internet. Pero
sin esos servicios, hoy no podés trabajar. Y ellos te dicen: «Esto no pasa en
ninguna parte del mundo». Lo cual no es cierto, pero además: ¡querés ganar en
todas! Y así no se puede, no hay sociedad que aguante. Es como la famosa
historia de Telecom. “Nosotros no pedíamos Telecom. Eso era Néstor, nunca nos
peleamos con el gobierno de Cristina por Telecom». ¿Y qué hicieron apenas se fue?
Comprar Telecom.
Los dirigentes políticos tenemos
limitantes en materia de reelecciones, porque se piensa que un dirigente que
está demasiado tiempo en el poder tiende a equivocarse, a creérsela, a
apunarse. ¿Y un ser humano que tiene mucho poder económico e incidencia en la
vida de la sociedad, no? ¿No se marea? O sea si vos sos un dirigente al que
elige la gente, te mareás. Pero si sos un empresario que está arriba de un
monopolio de la comunicación no te mareás, sos Gardel y Lepera. Tenés mucha autoconducta.
Dale… Que den la discusión y digan: «Yo quiero un país así» y que prueben, a
ver si los votan.
Esos factores de poder han estado siempre,
pero hoy Macri ha logrado articularlos con el Poder Judicial de forma que
actúen en los hechos como un Estado paralelo, como lo explicaba Cristina. Pesan
sobre la vida cotidiana de los argentinos más que el Estado formal.
Es que a Rosatti le hacés tres tapas de
Clarín y se va a la casa. Lo tenés que arropar, acunarlo y decirle que abajo de
la cama no hay nada. La persecución desatada sobre Cristina hizo mella en parte
de la dirigencia, fue un proceso de domesticación. Piensan: Mirá cómo le está yendo a esta mina, le están
llenando la cara de dedos, portémonos bien. Y ahora imagínate a esa
misma dirigencia, ya miedosa ante el castigo de estos sectores de poder, el día
que vio que le ponían un fierro a Cristina y le disparaban en la cabeza.
Esa misma presión me la aplicaron a mí,
durante el episodio de las vallas alrededor del domicilio de Cristina. Fui con
un par de compañeros, nomás, para que no se pudriese más. Pero me equivoqué.
Uno ha estado en la cancha y ha ido a recitales muchas veces y sabe cómo son
las cosas, pero nunca antes un policía —uno de
Que vendedores ambulantes caminen
No se puede tolerar algo así. Y sin
embargo yo sigo dispuesto a dialogar con todos, pero son ellos los que no
quieren dialogar. Nos quieren llevar puestos. Quieren llevarse puesta a la
gente, hacer lo que quieran. Creen que tienen derecho a hacer lo que se les
canta, que están por encima de lo que elige la gente cuando va a votar. Yo no
estoy de acuerdo y lo voy a decir. No me interesa ¿Para qué vas a llegar ahí,
al Congreso: para que te lleven como chico para la escuela? No. No. Hay que
tener decisión. Y eso no significa no construir. Yo estoy dispuesto a dialogar
y a discutir. Ahora, ¿cómo puede ser que inventes que una persona que estaba
conmigo tenía un arma y, cuando aparece el arma de verdad, mirás para otro lado
o decís cómo tendría que haber hecho el asesino para que funcionase bien?
Tienen mucho poder. Están apunados, están
mareados. Los hechos lo demuestran. Tienen que bajar un cambio por la gente y
por ellos mismos, porque después terminan por equivocarse ellos también. Es
difícil la relación de las personas con el poder. Están zarpados. Hoy se
descargan sobre nosotros y mañana elegirán otro sector de la sociedad. Serán
inmigrantes, serán vendedores ambulantes o se la agarrarán con la gente que
tiene un plan. La estigmatización, eso de que el pueblo no quiere
trabajar: Denle la caña de pescar,
no le den el pescado. Pero tratemos de que no estén en el desierto
de Atacama o en el Sahara, porque si ahí me das una caña de pescar y no hay
agua, no voy a poder pescar nada.
La política y el Estado tratan de generar
las condiciones para que una sociedad desarrolle sus virtudes, sus dones y
administrar también sus miserias, que todos tenemos. Nos quieren vender
personas que no existen para frustrarnos. Así como se venden cuerpos por la
tele y frustran a un montón de pibas o pibes que terminan teniendo inmensos
problemas: anorexia y bulimia, le hacen lo mismo a la gente con sus
dirigencias. Y ellos la pasan bárbaro. No les pregunta nada nadie, no dan
respuestas. Yo a ese país no lo voy a aceptar. Aun teniendo apenas el 0,1% de
los votos lo peleo. ¡No me importa!
El futbolista que no fue
Yo no tengo problemas en hablar con nadie y
lo saben. Me tocó, de hecho, el día que Cristina anunció la candidatura de
alguien que era de carácter inexistente para la sociedad en términos reales de
poder, ¿no? No lo digo despectivamente, que nadie se ofenda. Pero era lo que
era. A mí me gusta el fútbol pero nunca fui una opción para Scaloni. [Risas] Justo teníamos un acto en el
estadio de Ferro y me toca hablar. Entonces la encaro y le digo: «Cristina…» Y
ella me contesta: “Vos sabés lo que tenés que hacer”. Bueno, perfecto. Es así y
está bien la conducción y es el debate sano que tiene que tener cualquier
fuerza política. Y en ese momento planteo que más allá de todo lo que había
sucedido los dueños de los grandes medios de comunicación tenían que ser parte
de la mesa donde se discutiera dónde iba
Estas cosas tenemos que discutirlas. ¿Qué
país querés? ¿El país donde vos hacés lo que a vos se te antoja? Bueno, eso es
lo contrario a la sociedad. Para eso armá un partido político, poné la
caripela. ¿Sabés qué lindo sería en este país una discusión, una mesita como
esta? Lo sentamos a Magnetto, la sentamos a Cristina y a Macri, y ahí vemos
quién sabe y quién no sabe. Eso sería realmente una democracia. Que la sociedad
pueda seguir esa discusión, ese debate. Pero no sé si a ellos les da, si se lo
bancarían. O sí. Prefieren conservar un poder que no reconozca control social
alguno. Claro, si se lo planteás te dicen: El control social es que el público cambie de canal. ¿Vos
ves algún cucurucho clavado en mi frente? Eso es tomarle el pelo a la gente.
Mirá los canales que hay, la oferta real: ¡es un chiste!
Los chats de Lago Escondido y de
D’Alessandro / Robles [la mano derecha de Rosatti] abrieron una ventana para
que el pueblo contemplase cómo se toman decisiones que afectan su vida a
diario, a espaldas de
Es verdad que ha
habido crecimiento, pero de carácter regresivo en lo que concierne al poder
adquisitivo de los trabajadores. Durante la campaña del ’19 funcionamos bien
como espacio político. Entonces le dijimos a la gente que la situación era más
parecida al 25 de mayo del 2003 que al 10 de diciembre del 2015. Después vino
la pandemia, ante la cual actuamos responsablemente. Construimos el aporte
solidario y extraordinario que en parte fue para el gasoducto —que
necesitábamos fondear por un montón de razones, pero principalmente para
poner en valor el recurso natural de Vaca Muerta— y en parte fue para el
comercio, para los pibes que necesitaban el plan PROGRESAR, para el RENABAP
(Registro Nacional de Barrios Populares) que el macrismo convirtió en ley…
¡pero sin considerar que necesitaban guita para llevarlo adelante! No es que
desechamos la ley porque la hicieron Carrió, Negri y Massot (entre comillas,
porque la impulsaron los movimientos sociales), sino que la fondeamos para
llevar adelante un censo para el que ya no podía perderse más tiempo.
Después vino la guerra y el impacto más
grande se dio en materia de combustible y GNL. Mirá si hubiéramos tenido el
gasoducto… El valor estratégico que supone una Vaca Muerta que recuperamos por
decisión política en 2012. Cuando esa decisión llegó al Congreso, el partido
político de Macri votó en contra, pero hoy todos hablan de Vaca Muerta y se
sacan fotos y se ponen el casquete… ¡Lo que se van a poner de sombrero por
segunda vez es el país! Cuando veo la cantidad de sombreros que Larreta usó con
la intención de juntar votos…
Me recordó un viejo dibujo animado de Bugs
Bunny, con Larreta haciendo el papel de Elmer Fudd…
Después
de la pandemia Cristina empezó a marcar algunas cosas en el terreno de lo
económico y el Presidente lo tomó mal. Yo que he estado siempre ahí te puedo
decir que Cristina nunca lo maltrató a Alberto, nunca en mi vida. Lo trató
entre algodones. Es más dura con Wado, con Mayra, con el Cuervo, conmigo, ahí
es más picante… Pero a Alberto jamás le gritó. Ahora, ¿es firme en las
discusiones? Claro que sí, ¿cómo podría ser de otro modo? Fue el propio
gobierno el que instaló esas versiones y ahora ponen todos cara de distraído y
no es así. Me costó mucho trabajar ese vínculo, estar, y lo hice entre otras
razones porque quiero que las cosas salgan bien. Pero aparecen personajes
menores, sin ningún tipo de discusión política, formación ni humildad, y ahí la
cosa se empieza a empiojar a pesar de lo que trabajamos para que no sucediera.
Había que cuidar el instrumento que se había creado para presentarse a
elecciones y llevar adelante el gobierno, no puede ser que lo más importante
sea qué tal quedás ante el público y qué se dice. De mí decían que me la pasaba
jugando a
Cuando llega el proceso electoral del ’21 lo
pensamos y presentamos una propuesta para las listas que incluía de buen modo a
los sectores más relevantes del Frente. Yo lo tenía al lado a Santiago
[Cafiero] y le dije que él tenía que ser el primer diputado nacional y jefe de
bloque, en segundo lugar Luana [Volnovich, titular del PAMI], tercero Carlos
Bianco, que era el jefe de gabinete de Axel, y cuarta Malena Galmarini, algo
que había hablado con Sergio [Massa, su compañero] y él estaba de acuerdo. Era
una lista que comunicaba un mensaje claro, compuesta por personas jóvenes. Pero
las listas terminaron siendo completamente distintas. Y además Cristina dijo
que, con el poder adquisitivo que tenía la gente en ese momento, íbamos a
perder de todos modos. Esa fue la verdad de lo que ocurrió, no las versiones
interesadas que circulan. Yo les diría que no le mientan más a
En el medio está la gente. Todo esto tiene
que tener un límite. Llega al Congreso la discusión de Bienes Personales,
convocada por la oposición. Martín [Guzmán, entonces ministro de Economía]
habla conmigo y me pide modificaciones. Hoy Martín se olvida cuando habla de
algunas cosas. Pero lo hacemos, salimos adelante y después llega el tema del
FMI, con números que no pueden ser más claros. Yo me acuerdo —al revés de
Guzmán, «el confiable», que cuando se fue no le avisó a nadie— que entonces
hablé con [el secretario de la presidencia] Julio Vitobello y le dije: “Hasta
acá llegué». Te van a matar, se va a
acabar tu carrera política, me respondió. Era su mirada honesta, a
Julio lo conozco desde hace mucho tiempo. Después lo hablé con Alberto, me
sugirió que lo pensase un rato más, pero volví a hacer los números y siguieron
sin cerrarme. Yo entiendo que estaba apretado por el mercado local, por los
especuladores, pero también entendía que se jugaba el futuro de varias
generaciones. Deberíamos haber seguido negociando, ser más duros. Guzmán dijo
todo el tiempo que iba a conseguir la eliminación del sobrecargo de las tasas,
pero fue pura sarasa. Y eso que Cristina siempre lo bancó, por eso veo muy mal
que la haya criticado. Cuando Pesce [el director del Banco Central] le pidió
una reunión a Cristina y le dijo que el FMI quería hablar con ella, Cristina le
dijo que eso no correspondía, que hablasen con Guzmán, porque no quería
restarle el poder que el ministro necesitaba para negociar bien.
Ahí le pido a Alberto que no diga
públicamente que se trata de un buen acuerdo porque no lo es, porque las cosas
que estaban diciendo que pasarían no iban a pasar. Pedí que fuésemos frontales
con la sociedad, que explicásemos que teníamos una pistola en la cabeza. Poco
después escucho un discurso desde una puesta que incluía arbustos, sol y
pajaritos y me dije: Yo no sigo.
Para que quede claro que no tengo segundas intenciones: a Macri le dieron
45.000 millones de dólares en el ’18, y después de un proceso inflacionario
mundial de 15 puntos ahora le están dando a Ucrania 45.000 millones para su
reconstrucción. Hoy el FMI sigue sin explicar cómo se le ocurrió prestar esa
plata por fuera de sus propios reglamentos y estatutos. Que me traigan a los
técnicos que pensaron que
Claramente fue un préstamo político, no
técnico.
Entonces que la
resolución también sea política. Porque de ser sponsors de Macri pasaron a
recuperar la memoria y acordarse de que eran un organismo multilateral de
crédito que ahora no puede permitir una solución que no sea técnica…
Estafadores, son. Timadores de nuestro país, de nuestra gente. Porque la
sociedad argentina podría tener un montón de oportunidades, pero ¿cómo va a
hacer para devolver esto? Esa curva de vencimientos sólo va para arriba en el
tiempo, y esos dólares que tenemos que mandar al FMI son los que le faltan a
nuestras empresas, a nuestras pymes que necesitan importar tres tornillos para
la fase final de un elemento esencial para su cadena de producción. No son
cosas menores, son cruciales para el crecimiento de un país. Se están llevando
las divisas que requiere el desarrollo y cuando vienen, dicen: «¿Necesitás
dólares? Bueno, dame el litio en bruto, acá no voy a hacer las baterías, me lo
voy a llevar todo». Y vos con la soga al cuello y con miedo que te revienten la
economía y para evitar que la gente se te vaya encima terminás hundiéndote cada
vez más. Si cierta dirigencia se puso de rodillas ante los laboratorios,
imaginate ante el FMI: ¡le tiembla la pera!
¿La violencia está en nosotros?
Este país tiene todo para ser mucho mejor de
lo que es hoy. El pueblo lo sabe porque lo vivió en carne propia, no es como
cuando teníamos que remontarnos al ’45. Entonces me extraña mucho del compañero
Presidente —que fue tan crítico del gobierno entre 2010 y 2015, cuando nos iba
mucho mejor en términos económicos—, que ahora esté tan cerrado a la voz de
otro compañero que aparte se rompió el lomo para que sea Presidente, en
representación de millones de otros compañeros y compañeras. Esto no es
cuestión de convicciones personales. ¿Cuáles eran tus convicciones personales
en el tema deuda? Todavía tenemos oportunidad para debatir e ir adelante,
hemos reclamado la apertura de una mesa política, lo ha hecho Sergio Massa pero
nunca pasa, nunca ocurre. Estamos a febrero de un año electoral y tenemos que
explicarle a la sociedad qué es lo que sigue, porque esta ruta de vencimientos
es impagable. Y además tenemos que renegociar el acuerdo por las consecuencias
de la guerra y yo les quiero avisar a los que sostienen esos argumentos que el
Congreso argentino votó el acuerdo el 15 de marzo y que la guerra empezó el 25
de febrero. ¿Por qué votaron eso, si los números ya se habían disparado?
Después somos nosotros los irracionales… ¿Por qué el peronismo «racional» y
todo el resto de los racionales no dijeron entonces: Mirá, cambiaron las condiciones, hablemos de vuelta?
¿Cuál era el apuro de firmar algo que ya se veía a las claras que no iba a
funcionar?
Esto queremos discutir, en un ámbito que
incluya a la oposición. Si quieren gobernar
A lo que voy es: ¿queremos un futuro mejor?
Es muy importante el laburo que ha hecho Wado en el ministerio del Interior,
planificando y desarrollando junto a gobernadores un banco de proyectos, porque
después no hay cómo suplir la ausencia en materia de recursos humanos. El
talento argentino es un recurso invalorable, más importante que los cuatro
climas. Pero si de verdad queremos un futuro mejor, no queda otra que revisar
el cumplimiento de este acuerdo con el Fondo.
En este contexto, el resurgimiento de la
violencia política no es casual.
Algo que en
Cuando me entero del ataque a Cristina
acababa de llegar a la casa de unos amigos. A los 10 minutos me avisan que
había ocurrido un episodio que no terminaron de explicarme. Salí volando de
regreso, pensando que cuando me llamaron por lo de mi viejo [la muerte de Néstor,
en 2010], tampoco me habían dicho demasiado, apenas que se había descompuesto.
Cuando llegué al aeropuerto, un trabajador me encara, me dice: «Yo lo quería
mucho», y es así que me entero. Ahora, mientras viajaba por la autopista pude
recibir más información y ver las imágenes, pero aun así no me caía la ficha.
Al día siguiente hubo quien pretendió que yo hablase durante el acto, pero no
me fue posible. Soy un ser humano y también tengo que lidiar con las cosas que
me pasan.
Crecí rodeado por compañeros que no tuvieron
a sus papás por culpa de la violencia política. No podemos volver a esa
instancia. Pero el poder parece desear que cosas similares pasen nuevamente,
porque de otro modo no se entienden las provocaciones, la agresión constante.
Cuando revisás el discurso de [el agresor] Sabag Montiel, suena a los
argumentos de una persona que no podía apagar la tele, ¿no? Que a su vez se
acoplaba a grupos financiados por algunas de las fortunas más grandes del país:
la de la familia Caputo, por ejemplo, el «hermano del alma» de Macri… A uno le
cuesta entender que pibes que pueden votar a quien quieran y pintar el paredón
que se les antoje hablen de opresión. ¿De qué opresión hablan?
De una que nunca conocieron personalmente,
porque no vivieron en un país con proscripciones ni durante la última
dictadura.
Entonces la pregunta es, ¿a quién le sirve
la construcción de Cristina como un personaje peligroso? ¿Para quién es
peligrosa Cristina? No lo es ni para la gente, ni para los comerciantes, ni
para los industriales, porque a todos ellos les ha ido muy bien durante sus
gobiernos. Sólo es peligrosa para las corporaciones que pretenden abusar de su
poder. ¿A quién puede sorprender que la familia que endeudó al país financie a
los grupos vinculados al atentado contra Cristina, que es quien defendió y
ejecutó el desendeudamiento de
Finalmente el Poder Judicial se las ingenió
para condenar a Cristina e inhabilitarla para volver a ejercer cargos públicos.
Aunque la condena no esté firme…
Con
Pero esto genera una situación inédita, que
se suma al resto de las complejidades de la hora. Si la candidata más popular
según las encuestas de propios y ajenos no puede presentarse, tampoco se puede
hablar de elecciones libres. Y si las elecciones no son libres, tampoco puede
hablarse de democracia. ¿Podemos estar hablando de candidaturas, cuando existe
una proscripción de facto?
Ellos pensaron que el escarnio y la
estigmatización a que sometieron a Cristina entre el ’16 y el ’19 iban a
sacarla de la cancha. La hicieron dar testimonio en 8 causas el mismo día,
dale… Creyeron que iba a alcanzar con eso, con desgastarla, maltratarla,
asustar a todo el que se acercara. Pero les salió mal y se ganó la elección en
el 2019. Lo cual transformó a Macri en el primer Presidente no reelecto: un
tipo que tuvo la suma del poder publico y privado, a quien el FMI le dio 45.000
palos verdes, que usaba el el Poder Judicial a piacere y también a los servicios
para espiar a propios y ajenos a sus órdenes. Y aun así hizo un desastre y
perdió la elección… A esa gente un hombre que no le tiene miedo al poder les
resulta peligroso. ¡Imaginate a una mujer, entonces! Lo que le hacen a Cristina
es lo mismo que le hacen a escala a Mayra Mendoza en Quilmes, a Luana en el
PAMI, a Fernanda Raverta en
A Cristina le dieron por todos lados,
difundieron sus conversaciones con Parrilli, le reventaron la casa, le hicieron
papa la salud de la hija, y aun así, va y les gana la elección. Esos tipos no
la pueden contar… ¿Ves que el sector privado también es ineficiente? [Risas.] Entonces apelan a su último
recurso: antes sacaban tanquecitos y ahora sacan juececitos y te dicen hasta acá llegaste. Encima decidieron
leer los fundamentos de la condena el 9 de marzo, día en que se recuerda el
decreto de
¿Debe el pueblo argentino tolerar algo así,
como en las épocas en las que se prohibía votar a Perón?
La inteligencia de nuestro pueblo va a hacer
que más temprano que tarde eso se rompa. Porque no se trata de algo que
concierne tan sólo a un espacio político sino a la generalidad del pueblo, que
es quien más lo va a sufrir…
Quien tiene un rol fundamental en este
asunto, que no puede esquivar, es Alberto Fernández, Presidente de
Ya veremos cómo resolvemos todo esto. Hace
tiempo que reclamamos una mesa política donde yo no quiero estar, pero
corresponde que estén otros compañeros y compañeras. Hay que sentarse a hablar,
no es conveniente ir a la elección con un grado de distorsión tan grande
respecto de la realidad política. Y más para una fuerza a la que se le viene
reclamando desde hace rato por su carencia de respuestas adecuadas al desafío
de
Imaginate si Larreta, Massa, De Pedro,
Fernández, Cristina, Manes y hasta la izquierda se presentasen ante el FMI y le
dijesen: Así no podemos.
Imaginate si al FMI no le quedase otra que entender que no hay una quinta
columna en el país que busca sacar tajada política del daño que provoca el
endeudamiento, que no cuenta con una estructura política que aproveche el
castigo que ocasiona a un gobierno democrático la sumisión a sus políticas.
Porque esta curva de vencimientos puede cargarse a los políticos de cualquier
signo que queden al mando del país, todo el sistema político está jugando con
fuego. Esta situación requiere que la dirigencia se plante no con una actitud
patriotera sino de responsabilidad e inteligencia, porque hay 50 millones de
personas que demandan soluciones reales, concretas y rápidas. Y si los
acreedores se llevan puesta a toda la dirigencia, ¿a quién van a poner? ¿A un
tipo que apenas consigue hilar monosílabos?
Cuando la dirigencia no estuvo a la altura,
fue el pueblo en la calle el que torció el rumbo de la historia argentina. Es
más factible que esto suceda que imaginar a los neoliberales sentándose con
ustedes ante el FMI.
No sé cómo habrá hecho Scaloni, pero varios
de los problemas que tenemos tienen que ver con los egos y las vanidades y no
con la ausencia de talento o convicción o voluntad de trabajo. A veces caemos
en peleas muy tontas. Lo digo en procesos internos de organizaciones, espacios
y partidos políticos hasta en temas más generales… y transversales a todas las
fuerzas… Entonces, yo creo que los pibes —que vienen pinchados, mucho bajón,
mucha ansiedad, mucha depresión, ausencia de futuro en términos generales— son
capaces de leer el ejemplo de
(*) El cohete a
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