Para los lectores de El Informador Público
Un día crucial en la historia de la humanidad
IP-31/01/2023
En noviembre de 2005, el 27 de enero fue
oficialmente proclamada por
Hitler y su anhelo sádico del poder
Uno de los pensadores que mejor analizó al
nazismo como filosofía totalitaria y a Hitler como enfermo de poder fue Erich
Fromm. El notable filósofo y psicoanalista dedica parte de un capítulo para
analizar el anhelo sádico del poder de Hitler. Escribió el autor:
“Es característico de la relación de Hitler
con las masas alemanas, a quienes desprecia y “ama” según la manera típicamente
sádica, así como con respecto a sus enemigos políticos, hacia los cuales
evidencia aquellos aspectos destructivos que constituyen un componente
importante del sadismo. Habla de la satisfacción que sienten las masas en ser
dominadas. “Lo que ellas quieren es la victoria del más fuerte y el
aniquilamiento o al rendición incondicional del más débil. Como una mujer que
prefiere someterse al hombre fuerte antes que dominar al débil, así las masas
aman más al que manda que al que ruega, y en su fuero íntimo se sienten mucho
más satisfechas por una doctrina que no tolera rivales que por la concesión de
la libertad propia del régimen liberal; con frecuencia se sienten perdidas al
no saber qué hacer con ella y aun se consideran fácilmente abandonadas. Ni
llegan a darse cuenta de la imprudencia con la que se las aterroriza
espiritualmente, ni se percatan de la injuriosa restricción de sus libertades
humanas, puesto que de ninguna manera caen en la cuenta del engaño de esta
doctrina” (Mi lucha) (…)”.
“El mismo Hitler se da cuenta de las
condiciones que dan origen al anhelo de sumisión, proporcionándonos una
excelente descripción del estado de ánimo de un individuo que concurre a un
mitin de masas. “El mitin de masas es necesario, al menos para que el
individuo, que al adherir a un nuevo movimiento se siente solo y puede ser
fácil presa del miedo de sentirse aislado, adquiera por vez primera la visión
de una comunidad más grande, es decir, de algo que en muchos produce un efecto
fortificante y alentador…Si sale por primera ves de su pequeño taller o de la
gran empresa, en la que se siente tan pequeño, para ir al mitin de masas y allí
sentirse circundado por miles y miles de personas que poseen las mismas
convicciones…él mismo deberá sucumbir a la influencia mágica de lo que llamamos
sugestión de masas” (Mi lucha) (…)”.
“Generalmente Hitler trata de racionalizar y
justificar su apetito de poder. Las principales justificaciones son las
siguientes; su dominación de los otros pueblos se dirige a su mismo bien y se
realiza a favor de la cultura mundial; la voluntad de poder se halla arraigada
en las leyes eternas de la naturaleza y él (Hitler) no hace más que reconocer y
seguir tales leyes: él mismo obra bajo el mando de un poder superior-Dios, el
Destino,
La última racionalización de su sadismo es
harto conocida: la culpa siempre la tienen los otros. Escribe Fromm:
“Él y el pueblo alemán son siempre los
inocentes; en cambio, los enemigos son los brutos sádicos. Gran parte de su
propaganda consiste en mentiras deliberadas y conscientes. En cierto grado, sin
embargo, posee la misma “sinceridad” emocional de las acusaciones paranoicas.
Estas ejercen la función de impedir que se descubra su sadismo o
destructividad. Se producen de acuerdo con la fórmula: Tú eres el que tiene
intenciones sádicas; por lo tanto yo soy inocente. En Hitler, este mecanismo
defensivo es irracional en grado extremo, pues acusa a sus enemigos de tener
aquellos mismos propósitos que él admite como suyos con toda franqueza. De este
modo acusa a los judíos, comunistas y franceses de esas mismas cosas que
afirman constituyen los objetos más legítimos de sus acciones. Y casi no se
preocupa de ocultar estas contradicciones mediante alguna racionalización (…)”.
“El amor al poderoso y el odio al débil, tan
típicos del carácter sado-masoquista, explican gran parte de la acción política
de Hitler y sus adeptos. Mientras el gobierno republicano pensaba que podría
“apaciguar” a los nazis tratándolos benignamente, no solamente no logró ese
propósito, sino que originó en ellos sentimientos de odio que se debían
justamente a esa falta de firmeza y poderío que mostraba. Hitler odiaba a la
república de Weimar porque era débil y admiraba, en cambio, a los dirigentes
industriales y militares porque disponían de poder. Nunca combatió contra algún
poder fuerte y firmemente establecido, sino que lo hizo siempre contra grupos
que consideraba esencialmente impotentes (…)”.
El 27 de enero se rememora el día del
Holocausto, el retorno a la libertad de los millones de hombre, mujeres, niños
y ancianos que padecieron la psicopatía de Hitler. Se rememora un régimen de
poder liderado por un megalómano, un sádico y un perverso que, sin embargo, fue
apoyado por importantes sectores de la sociedad alemana. Para Hitler el ser
humano no valía absolutamente nada, era tan sólo un número, un objeto
absolutamente descartable. Despreciaba a las masas que le rendían pleitesía y
sólo respetaba, al decir de Fromm, a los poderosos. Los campos de concentración
fueron la expresión más dantesca del desprecio de Hitler por la vida. El
nazismo fue, qué duda cabe, la antítesis de la democracia como filosofía de
vida.
Anexo
Santa Fe en la vorágine
Desde que Página/12 informó acerca de las
supuestas vinculaciones del ex jefe de la policía santafesina, Hugo Tognoli,
con el narcotráfico, Santa Fe está en el centro de la atención política del
país. A raíz de la noticia, Tognoli presentó su renuncia y durante dos días
nadie supo de su paradero hasta que el domingo 21 decidió reaparecer paras
quedar inmediatamente detenido. Luego de ser indagado por el juez que atiende
en la causa, Carlos Vera Barro (quien, dicho sea de paso, no lo consideró
prófugo), Tognoli fue conducido al aeropuerto de Fisherton donde permanecerá
mientras dure su privación de la libertad. La prueba más contundente en su
contra lo constituye un pasaje de texto donde un alto jefe policial le aconseja
al dueño de un prostíbulo de la localidad de Villa Cañás entregarle a Tognoli
treinta mil pesos y comprar al proveedor local Ascaini, si pretende tener éxito
en la venta de cocaína en su local.
El abogado defensor de Tognoli, el tenebroso
Eduardo Jauchen (defendió, entre otros “personajes”, al siniestro arzobispo
Storni), manifestó que la imputación de su defendido era “bastante oscura”. Por
su parte, el atribulado gobernador Bonfatti señaló lo siguiente en
declaraciones periodísticas: “No negamos la realidad. Tanto en el país como en
Santa Fe existe el narcotráfico. Y es una enorme preocupación que tenemos. Pero
hemos dado muestra en estos tiempos de esta permanente lucha contra el
narcotráfico, que es un delito federal en donde la policía de Santa Fe juega un
rol de colaboración, pero no nos hacemos los distraídos”. Con estas
afirmaciones el gobernador santafesino demostró cuál es la estrategia adoptada
ante el escándalo; culpar de todo a Cristina. Y afirmó sin ruborizarse que no
sabía que Tognoli era investigado: “No estábamos enterados de nada, nadie nos
informó que es estaba investigando a Tognoli. No tenía antecedentes con el
narcotráfico, de lo contrario no hubiese sido nombrado jefe”.
Si, como reconoce el gobernador, no sabía que
Tognoli estaba siendo investigado por supuestas relaciones con el narcotráfico,
la negligencia del gobierno socialista cubre el Aconcagua. Finalmente, hizo un
llamado al gobierno nacional para trabajar juntos en la erradicación del
flagelo de la droga: “A todos les consta que tuvimos dos reuniones con la
ministra de Seguridad de
Para demostrar rapidez de reflejos, el
gobierno socialista desplazó a Marcos Escajadillo de
El jueves 25, el gobierno santafesino ordenó
el desplazamiento del comisario Oscar Romero, jefe de
El viernes 26 tuvo lugar en el despacho del
gobernador Bonfatti en Rosario una reunión con los 22 legisladores nacionales
santafesinos. El cónclave fracasó por la decisión de los legisladores K,
comandados por Agustín Rossi, de abandonar el encuentro ante la negativa del
oficialismo de no permitir el ingreso de la prensa. La cita tenía como objetivo
evaluar lo que estaba aconteciendo en
En su edición del domingo 28,
El escándalo “Tognoli” lejos está de haberse
resuelto. Por el contrario, cada día parece enredarse un poco más. El gobierno
socialista está desorientado, perplejo, aturdido. Pareciera como si nunca se
hubiese esperado un golpe de semejante magnitud. Los cambios efectuados en el
área de Seguridad obedecen más a la desesperación que al fruto de un análisis
frío de la situación. El socialismo corre detrás del carro, lo que significa
que por primera vez desde que se adueñó de
(*) Artículo publicado en Redacción Popular el
31/10/012.
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