La nota de Nazareno Suozzi
Massa y los K, de la plaza a China
Prensa Obrera
29/5/023
La imagen de Cristina Kirchner encabezando el acto del 25 de mayo secundada por el ministro de
Economía Sergio Massa, el ministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro y su
hijo Máximo Kirchner mostró que la fuerza política que lidera la vicepresidenta
gobierna el país. Tres días más tarde, Massa y Máximo Kirchner partieron hacia
China, junto a una delegación de funcionarios, en busca de respaldo financiero.
Massa y Kirchner fueron a buscar fondos para nutrir las
reservas del Banco Central. Además, se reunirán con empresas chinas con el
objetivo de tentarlas para que inviertan en sectores estratégicos de la
economía argentina (energía, minería, transporte ferroviario, entre otros). Una
de las compañías con la que la comitiva peronista mantendrá un diálogo es China
Gezhouba Group Corporation; esto, para monitorear el estado de ejecución de las
obras relacionadas a las represas del río Santa Cruz e impulsar las
exportaciones argentinas de carne y derivados hacia el gigante asiático.
Otro momento importante será la reunión que congregará a los
funcionarios del Frente de Todos y a las autoridades de la empresa Tibet Summit
Resources, en la que se discutirá el negocio del litio. Asimismo, Massa tendrá un encuentro
con el presidente de
El ministro también se reunirá con Yi Gang, el gobernador
del Banco Popular de China, para intentar lograr la renovación del swap de
monedas de libre disponibilidad (5.000 millones de dólares) y su ampliación en
3.000 millones. El gobierno argentino pretende cambiar esos yuanes por dólares,
los cuales utilizaría para intervenir el mercado paralelo de divisas. Por el
momento, no sabe a qué tasa de interés se realizaría esta operación.
El kirchnerismo y Massa agarraron el timón del gobierno. El
hecho de que CFK le haya dado un rol preponderante al ministro muestra que el
kirchnerismo es un pilar clave para la aplicación del plan de
ajuste fondomonetarista. Eduardo de Pedro, que suena como posible candidato
presidencial del Frente de Todos, encarna estos intereses. Ya lo demostró con
el viaje que realizó el año pasado a Washington, donde se reunió con popes de
la burguesía yanqui, y con su tour por Israel, el Estado terrorista peón de
Estados Unidos en Medio Oriente. Alberto Fernández, que envió a Beijing a dos
funcionarios que le responden (el presidente del BCRA, Miguel Pesce, y el
vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos), está prácticamente pintado.
Por otro lado, el viaje de Kirchner y Massa ocurre en el
marco de un agudizamiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y China,
que tiene su expresión en Argentina. El gobierno norteamericano busca cortar la
injerencia del régimen de Xi Jinping en la región. Las funcionarias del
Departamento de Estado y del Pentágono que aterrizaron en Buenos Aires en abril
pasado dejaron en claro esto. Biden rechaza que se construya
la central nuclear Atucha III con inversiones chinas y también que se instale
una base naval del país asiático en Tierra del Fuego; además, quiere que los
beneficios de la explotación del litio argentino sean usufructuados por
empresas estadounidenses.
A la par de todo esto, un equipo del Ministerio de Economía
se encuentra negociando con el FMI un adelanto de fondos. Según fuentes
oficiales, el organismo habría dado el visto bueno para que un porcentaje de
ese dinero, cuyo desembolso tendría lugar entre junio y diciembre, se utilice
para intervenir en el mercado cambiario. La bancarrota de la economía
argentina, que se agrava al calor de la crisis mundial, está minando las bases
de sustentación del gobierno peronista.
La izquierda debe intervenir en la crisis con un programa
propio, delimitándose del kirchnerismo antiobrero y proimperialista, y
transformarse en la dirección del movimiento obrero para luchar por un gobierno
de la izquierda y los trabajadores.
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