La columna de economía de Horacio Rovelli
OTRO PAÍS ES POSIBLE
En medio de la llamada Guerra Fría y del temor exacerbado de
Estados Unidos al comunismo, máxime con
Durante la delegación de Guido se produjo el enfrentamiento
interno en las Fuerzas Armadas entre los azules y colorados. Los azules estaban
de acuerdo con permitir un acceso limitado a algunos dirigentes peronistas con
el fin de lograr la normalización institucional y al mismo tiempo combatir a
los grupos de izquierda marxista. Los colorados, por su parte, equiparaban al
movimiento peronista con el comunismo y abogaban por erradicarlo completamente
mediante la instauración de una dictadura militar permanente.
La victoria de los azules permitió la supervivencia de la
presidencia de Guido y la convocatoria a nuevas elecciones con el peronismo
proscripto. En un marco económico recesivo e inflacionario, era el ministro del
área Álvaro Alsogaray quien imponía sucesivas devaluaciones y medidas de
austeridad tales como estrictos controles de crédito e incluso el pago de
salarios estatales con bonos. El PIB cayó un 4% entre 1962 y 1963, el desempleo
abierto aumentó a un 8,8%, y el conjunto de la capacidad productiva instalada
era del 55% (las fábricas de bienes de consumo trabajaban en el orden del 70%
de la capacidad instalada, y las fábricas de bienes de capital y productos
semiduraderos en el 30%).
En ese contexto se convocó a elecciones para julio de 1963 y
ganó
Las exportaciones de 1.200 millones de dólares en 1962 pasaron a
1.500 millones en 1965, con un récord de 877 millones en el primer semestre de
1966. La deuda externa disminuyó de 3.390 millones de dólares en
Los auspiciosos resultados se deben en primer lugar al estímulo
a la demanda interna a través del fortalecimiento en el poder de compra de los
salarios, que se potenció a través de una serie de medidas:
1.
Se fijó un salario mínimo, vital y móvil igual a la canasta
básica total.
2.
A su vez, se operó sobre un conjunto de precios que afectaban la
canasta familiar y se fijaron precios máximos para un conjunto de bienes de
consumo esenciales.
3.
Se congelaron tarifas públicas.
4.
Se redujo la tasa de interés interna para financiar la
producción industrial.
5.
Férreo control sobre las importaciones, suspendiendo el
financiamiento sobre algunas [1] y
estimulando a las industrias locales para la utilización de insumos de materias
primas nacionales y de producción local.
6.
Obligación de liquidar las exportaciones en el plazo de diez
días.
7.
Férreo control de las divisas mediante
No devaluó, pese a la existencia de dólares paralelos mucho más
altos que el oficial y a la presión del “campo” (exportaciones agropecuarias).
En el transcurso del gobierno y para evitar el retraso en el tipo de cambio, se
hacían ajustes en base a los precios internos (crawling peg) para evitar transferencias bruscas
intersectoriales.
Era otro país, con importantes empresas públicas en lugares
claves (petróleo y gas, energía eléctrica, acero, ferrocarriles, marina
mercante, etc.), para cuyo control el gobierno de Illia creó
En cada ministerio que estaba relacionado con la obra pública se
estableció también una oficina del CONADE, de manera tal que el seguimiento del
gasto de capital, su financiamiento y su ejecución estaban supervisados por el
organismo de planeamiento.
La situación hoy
Obviamente han pasado 60 años desde el inicio del gobierno
radical de Illia y hoy la administración nacional tiene una deuda bruta que
representa el 88,4% del PIB (403.386 millones de dólares al 30 de junio
último); una tasa de pobreza del 40,1% de la población (que alcanza al 56,2% en
la banda etaria de cero a 14 años) y un 9,3% de indigencia (datos del INDEC,
primer semestre de 2023), y paralelamente siete argentinos –según la revista
Forbes– poseen un patrimonio superior a los 1.500 millones de dólares, y se
exportan mercancías (declaradas) por 90.000 millones de dólares por año,
demostrando palpablemente qué significa seguir la política de mercados.
El Banco Central debe apuntalar la construcción de viviendas
populares y el apoyo a planes de auto-construcción, que no requiere de insumos
importados y es un importante multiplicador de la producción local. Acompañado
de las imprescindibles inversiones de infraestructura (poner en funcionamiento
los astilleros y las cooperativas de empresas metalúrgicas recuperadas para
hacer barcos y barcazas, por ejemplo). Y, finalmente, asistir a la población
más vulnerable y a los trabajadores y jubilados y pensionados que perciben
remuneraciones por menos de
¿Por qué no se hace? Porque el mayor ingreso en la población
implica mayor consumo de alimentos y de energía, y ello impacta negativamente
en nuestras exportaciones y positivamente en nuestras importaciones. Toda la
política de ajuste de la demanda interna se hace para privilegiar el superávit
comercial, que los gobiernos de Mauricio Macri y de Alberto Fernández usaron
para financiar la fuga de capitales, pagar deuda externa pública y pagar a
dólares oficiales la deuda externa privada.
La riqueza acumulada en beneficio del uno o dos por ciento de la
sociedad, se hace a costa de las penurias de la mayor parte de los argentinos.
Si se le da poder de consumo a la población y se controla de verdad el sector
externo,
La historia
Es increíble la historia de nuestro país. Un hombrecito gris, de
menos que mediana inteligencia y de una formación “cursillista” y limitada,
asume
La consigna no bien dieron el golpe el 28 de junio de 1966 fue:
“El gobierno no tiene plazos sino objetivos”, con lo que pensaban en un
gobierno tipo franquista por más de 20 años. Por ello cerraron el Congreso,
clausuraron la prensa de izquierda y peronista, intervinieron las
universidades, quemaron libros, desmantelaron bibliotecas y librerías de
publicaciones meramente progresistas, disolvieron los partidos y prohibieron
toda actividad política. La resistencia no se hizo esperar y el 12 de
septiembre de 1966, en Córdoba, en una protesta estudiantil, murió el
estudiante Santiago Pampillón.
Las primeras medidas que tomó el gobierno estuvieron destinadas
a “eficientizar” el funcionamiento del Estado y para esto se buscó disminuir el
personal público y racionalizar la administración estatal. Además, una serie de
medidas favorecieron a los sectores más concentrados: disminución de la
protección aduanera, transferencias de tierras públicas a manos privadas,
aumento de tarifas de electricidad y privatización de emisoras radiales y
televisivas.
Se ejecutó un plan de racionalización en los ferrocarriles y en
los puertos, y se cerraron 14 ingenios azucareros en Tucumán, lo que provocó
que 55.000 trabajadores quedaran desocupados, y con ello 200.000 tucumanos se
vieron obligados a abandonar la provincia, dado que al hambre se le sumó la
represión sistemática, que incluyó el fusilamiento de la mujer de un obrero del
Ingenio Santa Lucía, Hilda Guerrero de Molina, madre de cuatro hijos, en enero
1967.
Si no aprendemos de la historia, estamos condenados a repetirla.
[1] Recordemos que
antes de la ley 21.382 de Inversiones Extranjeras, del 13 de agosto 1976,
ninguna empresa trasnacional podía financiarse con el BCRA, al que no podían
comprarle una sola divisa por ningún motivo.
[2] El Consejo Nacional de Desarrollo
estaba constituido por un consejo directivo, integrado por un presidente, un
vice, un secretario ejecutivo, un secretario técnico y un consejero por cada
Ministerio y Secretaría de Estado en jurisdicción de los Ministerios de Economía
y Obras y Servicios Públicos, de Defensa Nacional, de Trabajo y Seguridad
Social; otro por el Banco Central y otro por el Consejo Federal de Inversiones.
[3] Al 19 de octubre de 2023 las Leliqs y
Notaliqs suman $ 12.946.221 millones y los Pases Pasivos $ 8.857.843 millones.
(*) El Cohete a
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