La nota de Gonzalo Abascal
VIEJAS
CARAS PARA NUEVAS PROMESAS
Fuente:
Clarín
(*)
Identidad Correntina
31/10/023
El domingo,
durante la jura de Osvaldo Jaldo como gobernador de Tucumán, en tono de campaña
electoral y en plan de sumar votos radicales, Sergio Massa se atrevió a recitar
el preámbulo de
En
principio, lo de la unidad está por verse. El economista e historiador Pablo
Gerchunoff lo definió así: “Massa confunde gobierno de unidad nacional con
gobierno de cooptación personal. O no, no se confunde. Busca lo segundo.”
La promesa
de una “nueva página de la historia” también justifica cierta cautela si se
atiende a quienes acompañaban y aplaudían entusiastas las ideas de cambio del
candidato.
¿Y quiénes
acompañaban a Massa?
Para
empezar, el local Juan Manzur, ex gobernador y vicegobernador de la provincia,
ministro de Cristina Kirchner y luego de Alberto Fernández, frustrado
precandidato presidencial, heredero de José Alperovich y enemigo íntimo del
asumido gobernador -y a la vez su ex vicegobernador- Osvaldo Jaldo, con quien
protagonizó una sucesión de internas para definir quién continuaba en el poder.
Muy cerca
aplaudía Gildo Insfrán, gobernador de Formosa desde 1995, y quien habilitó la reelección indefinida en su
provincia en 1999, en una sesión parlamentaria en la que
impidió, trabando las puertas del Congreso provincial, el ingreso de los
legisladores de la oposición.
Insfrán no
parece, precisamente, un hombre con vocación de “empezar una nueva página”, más
bien de permanecer en la misma. Va por su octavo mandato consecutivo y, si
completa su nuevo periodo, superará
los treinta años al frente de la provincia, a pesar de los
infructuosos intentos de la oposición por impedir las continuas reelecciones.
En Tucumán
también sonreía feliz Gerardo Zamora, gobernador de Santiago del Estero cuyo
mandato inicial se extendió desde marzo de 2005 hasta diciembre de 2013,
reelección mediante, momento en que propuso
una reforma de
Sin ánimo
de renovación, el gobernador designó entonces como candidata a su esposa,
Claudia Ledesma, y desde hace diez años se
turnan entre la gobernación de Santiago del Estero y el senado de
Los
Kirchner y los Zamora son ejemplos de nepotismo político, con alternancias en
el poder entre marido y mujer, modelo que no pocos asocian, al menos en el
deseo, a Massa y a su mujer Malena Galmarini.
Muy cerca
del candidato presidencial, el fin de semana también festejaba Raúl Jalil,
gobernador de Catamarca, una de las tres provincias (junto a Formosa y
Chubut) que permite la reelección
indefinida de gobernador.
“Los
argentinos lo que van a tener conmigo es a alguien con coraje para hacer
cambios, porque Argentina necesita cambios”, aseguró Massa.
Y todos
aplaudieron sin ponerse colorados.
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