El análisis de Mónica Peralta Ramos
CONTROL HIPNÓTICO Y
CAMBIO SOCIAL
“Los crímenes de los Estados Unidos fueron
sistemáticos, constantes, crueles y despiadados, pero muy pocos hablaban de
ellos… Nunca ocurrieron… aun cuando estaban ocurriendo, no ocurrían… tras la
máscara del Bien Universal, (los Estados Unidos) ejercían una manipulación
clínica del poder global… un acto de hipnosis brillante, inteligente y hasta
exitoso”.
Harold Pinter, discurso al recibir el Nobel de
Literatura en 2005.
El ejercicio del poder a través de un “acto
hipnótico” que en un mismo movimiento borra completamente las huellas de la
dominación y las transforma en su antítesis, es un vaciamiento conceptual que
constituye la esencia del poder absoluto. Las nuevas tecnologías de
comunicación permiten concretar este vaciamiento a escala ampliada, dando así
nacimiento a un fenómeno nuevo: un totalitarismo global que fragmenta en mil
pedazos a las identidades individuales y colectivas al tiempo que concentra el
poder a un nivel inédito en la historia de la humanidad. Este totalitarismo
produce un caleidoscopio de antagonismos funcional al bloqueo de la acción
colectiva y a la reproducción del statu
quo. Paradójicamente, también siembra las semillas de su
auto-destrucción. Así, la posibilidad de un cambio social nunca desaparece pero
para concretarlo hay que transitar por el camino de la reflexión y el análisis
crítico.
La humanidad ha sorteado innumerables
cataclismos para llegar hasta nuestros días. En este periplo nos ha enseñado
que sólo conociendo de dónde venimos sabremos hacia dónde vamos. De ahí la
necesidad del análisis crítico del presente y de su relación con el pasado, ese
pasado que el totalitarismo busca sepultar en el agujero de la memoria. El
presente nunca ha sido el mejor de los mundos posibles. Tampoco ha sido el
resultado de un acto divino. Está permanentemente marcado por contradicciones y
conflictos que iluminan tanto a las relaciones de poder que le dan origen como
al relato que les otorga legitimidad y las reproduce.
Hoy vivimos circunstancias “excepcionales” a
lo largo y a lo ancho de un mundo cada vez más ajeno, más dividido y
polarizado. Un mundo al borde de una guerra entre potencias nucleares. Un mundo
arrasado por la creciente desigualdad económica, los conflictos sociales, el
endeudamiento ilimitado y la pobreza. En esta desolación, no existen hechos
fortuitos y aislados que surgen de la nada. Todo está interconectado y tiene
una explicación. El problema reside en que, consciente e inconscientemente,
hemos renunciado a buscar esa explicación. Esto no es casual: la brutal
concentración del poder global “esconde” hoy a la agonía del orden social
implantando un relato que oculta a los hilos que conectan nuestra cotidianeidad
con nuestro pasado, a los hechos entre sí y a estos con el relato oficial. Este
último se esparce como una bruma transformándose en un “sentido común” que
busca detonar sentimientos atávicos de miedo y odio hacia el otro para
intensificar el aislamiento y las divisiones, bloqueando así aún más la
posibilidad de un comportamiento racional. Este relato es parte constitutiva de
una forma de organización social cuyo control sobre el mundo se estremece, al
ritmo de contradicciones y conflictos que ella misma ha engendrado y no puede
resolver.
Davos y el control de la información
Esta forma de organización social es un
capitalismo global monopólico que maximiza ganancias en todos los ámbitos de la
vida social. Un capitalismo que impulsa el control de las cadenas de valor
global y del mercado financiero internacional, integrando a la economía mundial
como nunca antes en la vida humana. El estado de guerra permanente, la vigencia
del dólar como moneda internacional de reserva y el endeudamiento ilimitado son
las palancas que impulsan estas formas de acumulación del capital, de riqueza,
de recursos naturales y de rentas. Este capitalismo ha entrado en una nueva
fase de expansión basada en el monopolio de la información convertida en
mercancía y en vehículo de control social [1].
Esto ha dado lugar a una creciente digitalización de la vida social y a la
expansión hacia nuevos espacios de conquista [2] por
parte de un grupo cada vez más reducido de monopolios tecnológicos que tienen
por norte transformarse, como pretendía el rey Luis XIV, en el propio Estado.
Estos monopolios tecnológicos en perpetua puja por aumentar su poder están en
permanente conflicto entre sí y con otras corporaciones. Estos conflictos, que
repercuten sobre las instituciones políticas, empiezan a salir a la intemperie
en la lucha política que azota a los Estados Unidos en un año electoral
decisivo. Asimismo, por estos días estos conflictos han retumbado en un
escenario peculiar que reúne anualmente en Davos a la elite del neoliberalismo
global: el Foro Económico Mundial (FEM).
Para Karl Schwab, titular del FEM, “la creciente
división, el aumento de la hostilidad y la oleada de conflictos” definen un
panorama mundial de crisis, caracterizado por “una ola de pesimismo que no
tiene precedentes” en la historia mundial. A diferencia de otras épocas, “el
poder y la presencia de los medios de comunicación globales y de las
tecnologías de la información… amplifican cada uno de los problemas”. En estas
circunstancias, “ya no tenemos un relato que indique la manera de revitalizar
nuestras economías hoy aquejadas por niveles insostenibles de deuda e inflación
que merman el poder adquisitivo de las personas... y provocan que la gente
asuma ideologías extremas” y siga a líderes mesiánicos. De ahí la necesidad de
construir un nuevo relato que permita superar la encrucijada que hoy se vive.
Ursula von der Leyen, titular de
Musk y el Estado en las sombras
Dueño de algunas de las corporaciones
tecnológicas más poderosas del mundo, Musk está íntimamente ligado a las
principales agencias del gobierno federal norteamericano vinculadas al espacio,
la investigación tecnológica, la inteligencia y la seguridad nacional, y
especialmente a DARPA, nódulo central del Estado dedicado a la elaboración de
la estrategia científica y tecnológica del país.
Hacia mediados del 2022, Musk compró a
Twitter y abrió sus archivos a la investigación por parte de un grupo de
reconocidos periodistas independientes, quienes comprobaron la intervención
directa de las agencias de inteligencia, del Departamento de Justicia y de
dirigentes y congresistas demócratas en el control de la información y censura
de Trump y de miles de sus seguidores, tanto en las postrimerías de su gobierno
como durante el gobierno de Biden. Comprobaron, además, la utilización de tácticas utilizadas en las operaciones de guerra para
espiar, infiltrar y desarticular a aquellos que por sus críticas a la políticas
del gobierno de Biden fueron identificados como “peligrosos” [5].
La importancia de Musk, sin embargo,
trasciende a las operaciones de la red social X/Twitter. Tanto el complejo de
seguridad nacional norteamericano como los programas espaciales son
“esencialmente adictos” a las corporaciones tecnológicas del hombre más rico
del mundo [6].
Pocas veces el gobierno norteamericano ha dependido tanto de una corporación
tecnológica en un campo tan amplio de actividades cruciales que van del futuro
de la energía al transporte espacial y al futuro de la investigación
tecnológica. Su importancia ha sido reconocida por diversos funcionarios,
incluido el vocero del Pentágono: 90% del transporte al espacio de medios,
equipo y personal de
A diferencia de los directivos de otros
gigantes tecnológicas (Google, Meta, Amazon, etc.), Musk se opuso desde un
inicio a la guerra en Ucrania y propuso eventualmente un plan para lograr la
paz y restaurar relaciones “normales” con Putin [7].
También se ha opuesto a la política del gobierno de Biden en relación a China,
donde Musk tiene enormes inversiones, y a la guerra de Israel en Gaza,
alertando en este caso sobre su potencial para detonar una tercera guerra
mundial que podría termina con la vida humana en el planeta [8].
Todas sus posiciones políticas han sido denunciadas por el gobierno de Biden,
dirigentes demócratas, corporaciones rivales y grandes lobbies vinculados a
Israel, quienes han desatado una furiosa campaña para desfinanciar a X.
Davos y la lucha política
Jaqueado por innumerables causas judiciales
promovidas en su contra por el Departamento de Justicia y diversos dirigentes
demócratas a fin de impedir su participación en las futuras elecciones, Trump
se ha consolidado como el candidato republicano al ganar recientemente las dos
primeras primarias de su partido. Asimismo, en diversas ocasiones Trump
ha prometido que si es elegido Presidente pondrá fin
rápidamente a la guerra en Ucrania y ha acusado a Biden de haber destruido a la
economía y de incendiar al país con la censura y la propagación de fake news. El partido Demócrata, a su
vez, ha articulado distintas estrategias para bloquear el avance de Trump:
desde financiar abiertamente a su principal rival en el partido Republicano, a
multiplicar los juicios en su contra advirtiendo además sobre la posibilidad de
que Trump “utilice a los militares de un modo totalitario si gana las
elecciones en noviembre” [9].
En este contexto, Davos brindó una ventana a
los conflictos que sacuden al país y a la elite del poder global [10].
Al mismo tiempo, dio visibilidad a las críticas de Musk al establishment neoliberal,
al que acusó de ser “un foro de gobierno global no elegido ni querido por el
pueblo”, y a las críticas del trumpismo a la elite global y a su futuro si un
republicano gana la presidencia del país [11].
Más significativamente, Davos brindó la oportunidad para que Jamie Dimon, CEO de JP Morgan, el principal
banco norteamericano, instara públicamente al gobierno de Biden y a los
demócratas a buscar una solución inmediata a los “gravísimos problemas que
enfrenta el país” como resultado de las guerras en Ucrania y en el Medio
Oriente, la inflación y la política monetaria. Más significativo aún, instó al
gobierno de Biden a poner fin a su hostilidad contra Trump reconociendo “lo
bueno que hizo” y congraciándose con la multitud de votantes que lo
apoyan [12].
De lo contrario, según Dimon, Biden pondrá en riesgo su reelección.
La Argentina : el rey está desnudo
Al grito de “viva la libertad carajo”, Milei
llegó a Davos para salvar a Occidente de los peligros de un capitalismo
excesivamente regulado. Allí dejo en claro que “la justicia social es injusta y
violenta porque el Estado se financia con impuestos, y a mayor carga impositiva
mayor coacción y menor libertad”. En su simple universo, “los verdaderos héroes
protagonistas de la historia” son las grandes corporaciones, y especialmente
los monopolios, “pues cuanto más ganan, más crece la economía y más se
beneficia la población”. En esta ensalada ideológica, los villanos son todos
los que no son grandes empresarios, desde los burócratas a los colectivistas,
pasando por los asalariados, los globalistas y “los líderes del mundo que
abandonaron los valores” de Occidente. Sus diatribas tuvieron tonalidades
trumpistas y muskianas pero su esencia se alineó con las "fuerzas del
cielo" que, como no se cansa de repetir, se centran en Estados Unidos e
Israel y se encarnan en “los grandes empresarios exitosos”, esos héroes a los
que instó a visitar a
La fugaz estadía de Milei en Davos expuso su
frivolidad e intrascendencia, su doble uso del lenguaje para vaciarlo adrede de
contenido, y su fascinación con las empresas multinacionales. Sus andanzas en
Detrás de este barullo, sin embargo, la
licuadora del ajuste destroza brutalmente los ingresos de trabajadores,
jubilados, asalariados y trabajadores informales, al tiempo que adelanta la
posibilidad de dolarizar al país. Mientras tanto, y a pesar de las supuestas
concesiones a sus aliados en el Congreso, la esencia de la ley Ómnibus se
mantiene incólume: las privatizaciones, la enajenación de los activos del Fondo
de Garantía de Sustentabilidad, las leyes que perjudican a los trabajadores, la
toma de deuda por parte del Ejecutivo y otras innumerables disposiciones,
exponen los verdaderos objetivos de un libertario adicto a los monopolios.
Asimismo, el mantenimiento en la ley de las facultades delegadas asegura la
vigencia de un golpe institucional de nuevo tipo, con consecuencias inéditas
para el país.
Mientras tanto el ministro Caputo, expresión
acabada de las finanzas internacionales, no cesa de concentrar poder en
sectores de importancia crucial en la geopolítica actual: la minería, la
energía, el transporte y las comunicaciones. En paralelo, y aprovechando el
viaje de Milei a Davos, las máximas autoridades del FMI se felicitan por “el
avance en todos los frentes” de su plan de ajuste y de sus reformas enviadas al
Congreso y al ritmo del “viva la libertad carajo” se sacan fotos con el
susodicho.
Este aquelarre muestra a un país al borde
del abismo. Sin embargo, la desmesura de los actos de gobierno pone en jaque al
relato oficial y genera condiciones para la reflexión crítica y el cambio
social. La masiva movilización de
(*) El Cohete a
28/1/024
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