La nota de Walter Schmidt
LA EXPERIENCIA DE AJUSTE QUE
MARCÓ A MILEI Y EL PROBLEMA QUE AHORA ENFRENTA
Fuente: Clarín
(*) Identidad Correntina
29/1/024
En su
libro "El camino del
libertario", Milei confiesa que un episodio lo marcó a fuego. Aquel suceso,
aunque doméstico, podría ser la
síntesis de cómo su Gobierno afronta el descalabro
económico que le dejó el kirchnerismo. Refleja el tiempo de ajuste y austeridad
que atraviesan la mayoría de los hogares con la creencia de que esta vez valdrá
la pena, y que el propio mandatario anticipó el 10 de diciembre con la frase
"vamos a estar mucho peor que ahora".
Corría el
2004, y el libertario acababa de decidir que Conan, un cachorro mastín inglés,
ingresara a su vida. Al poco tiempo el perro se enfermó y estuvo muy grave,
hasta que logró recuperarse. Milei aceptó que le rebajaran parte del sueldo en
el trabajo para el que hacía informes económicos porque, si bien describe que
con su fiel amigo vivían "con
lo justo", podría contar con más tiempo para cuidarlo. Sin
embargo, poco tiempo después el empleador le volvió a plantear otra reducción
del salario, lo cual consideró inaceptable y le terminó haciendo juicio, que
ganó rápidamente porque estaba en negro.
Milei se
vio guiado a hacer el siguiente cálculo. Como los estudios de ese momento
indicaban que una persona tardaba cerca de dos años para volver a conseguir empleo,
se fue al extremo: dividió el monto de la indemnización como para sobrevivir
cuatro años, contemplando que a Conan no le faltara nada. El cálculo final le permitía gastar, por todo
concepto de alimentación, el equivalente a una pizza por día. Y
eso hizo, comer una pizza por día aunque llegó a pesar 120 kilos. Hasta que
tiempo después fue consiguiendo algunos trabajos de consultoría que le
permitieron repensar su dieta comprando alimentos en el supermercado y
redefinir su alimentación: enseguida bajó 20 kilos. Ese episodio, asegura, no
sólo reforzó su convicción liberal si no que le permitió estabilizarse entre
los 75-80 kilos.
Paradojas
del destino, veinte años después,
Milei protagoniza la misma situación económica pero del otro lado, cómo
Presidente.
La
vivencia, encierra la síntesis de lo que está haciendo y planea hacer. Un
ajuste voraz con estanflación, recorte del gasto y reducción drástica de la
emisión hacia el déficit cero para 2024, con signos de mejoría hacia fin de
año, como admitió el propio ministro de Economía, Luis Caputo. Y una segunda
etapa de incentivo a la actividad económica de la mano de una importante
reforma impositiva para el 2025.
En el
ámbito empresarial elogian la
actitud del Gobierno de desregular la economía y terminar con trabas que
dificultaban la actividad. Como por ejemplo, abrir una ronda de consultas "sincera"
para mejorar -lo que finalmente ocurrió- las ventajas del bono Bopreal para que
los importadores cancelen sus deudas y no calienten el mercado pasándose a uno
de los dólares como el contado con liqui.
Los
problemas aparecen en el área política. Estaba previsto que Milei iba a carecer de manejo
político, pero lo que en principio parecía que estaba dispuesto a subsanar
transfiriendo esa responsabilidad en funcionarios con cierta experiencia, no
ocurrió. Por el contrario, quienes concentran el poder en el Ejecutivo -como describió Ignacio Ortelli en Clarín- son,
además de Milei, Karina Milei, el jefe de gabinete Nicolás Posse, y el asesor
Santiago Caputo, junto con el ministro Luis Caputo. Ninguno de ellos con perfil político.
En un
principio, con el envío de una mega reforma primero a través de un DNU y
después en un paquete legislativo, sumado a la rápida conformación de una
suerte de interbloque mayoritario en el Senado que relegó al kirchnerismo, el
Gobierno sin gobernadores y con escasos legisladores, ocupó el centro de la
escena con audaces iniciativas. Algo que el electorado reclamaba.
Incluso,
empezó a replicarse en espacios opositores y entre los empresarios, el interrogante acerca de quién
estaba realmente detrás de Milei, hilvanando movidas de ajedrez político como
la de retirar de un solo saque 141 artículos de la mega ley, para que pueda
avanzar en el Congreso.
Pero el
rechazo mayoritario al proyecto de ley puso en evidencia no sólo la debilidad legislativa de
De pronto
conviven las duras advertencias de Milei a los gobernadores –“Los voy a dejar
sin un peso”- y del propio Caputo, de recortar las transferencias a las provincias,
con intentos de negociación iniciadas por legisladores sin peso específico o
por funcionarios con un expertise más técnico como Posse, o Caputo. La política es como la
diplomacia: tiene lenguajes, códigos, necesidades e intereses
específicos. Desconocerlos, más
allá del discurso anti-casta, es avanzar o retroceder a ciegas.
Todo
acompañado por una errática
estrategia de comunicación política desde
Lo que el
Gobierno debería tener presente es que el
capital político o apoyo de la sociedad no es ilimitado ni eterno. El respaldo
social sin frutos estaría garantizado varios meses, aunque nadie sabe
cuántos. Hoy podría decirse que la
inflación es el índice de gobernabilidad de Milei. Cuanto
más suban los precios, menor es el apoyo al Gobierno, y viceversa. El resto es
indispensable, pero incomprensible e indiferente para una sociedad que, en buena parte, ha decidido vivir
durante unos meses, con una pizza por día.
Comentarios
Publicar un comentario