La contratapa de Rodrigo Fresán
Homo Reflexionado
Página/12
30/4/024
UNO El pasado miércoles Rodríguez recibió
carta inesperada. Y no: no era de parte de Hacienda reclamándole algo sino de
Pedro Sánchez informando --a él y a millones de nativos-- que se encerraba a
reflexionar durante cinco días. A reflexionar acerca de si seguía con lo suyo y
lo de los españoles; o si, por lo contrario, cabalgaba hacia el horizonte con
melancolía de guapo Shane o gracia de espigado Lucky Luke. Sánchez
--comunicaba-- estaba cansado/enfermo de/por tóxica maledicencia opositora y
que se metieran con su esposa Begoña Gómez (un juzgado admitió querella o bulo
por tráfico de influencias) era gota que colmaba vaso y línea roja cruzada.
Entonces, toda tertulia televisiva olvidándose
de Ucrania y de Gaza y orgasmo informativo por súbito compás de espera y regla
de incertidumbre. Enseguida, escuadra presidencial clamando por dolor del líder
y por mala salud política y por amenaza de ultra-derecha ibérica símil Spectre
de 007 pero que, seamos sinceros, para Rodríguez nunca fue más que rancios
señoritos fachosos/facheros juntándose a por cigarros y coñacs y a intercambiar
bromas à la Torrente. Tendenciosa tendencia esta que --guste o
no, por algo o por falta de algo, será que avanza-- surge de esa "fiesta
de la democracia" que son las elecciones.
DOS E instantáneos memes con
"Resistiré" y "Por qué te vas" y "Quédate" y el
"Pedro-Pe" de
TRES Y se filtraba que Sánchez se iba a ir el
miércoles (pero se le había rogado/convencido de que se lo pensara un poco). Y
sus más cercanos apóstoles juraban que no tenían contacto con él, que
respetaban su silencio meditabundo, y acusaban al rival/enemigo de acosador
(olvidando propios acosos al enemigo/rival). Y se invitaba a la ciudadanía a
reflexionar junto a su mandatario. Todos juntos ahora en horas más negras que
las que Churchill marcó a los británicos (aunque todo tuviese más ecos de
aquella abdicación rosa de Edward VIII por Wallis Simpson). Los comments de
los periódicos se repartían entre hastío y pasión, carcajada y llanto, gravedad
y agudeza. Así, por un lado Sánchez dedicándose puente muy largo y por el otro
todos a seguir trabajando con la absoluta (a)normalidad de, otra vez, la
política reconvertida en (mala) suerte de reality show. Y los
"especialistas" (los mismos que tanto saben de vacunas, misiles y
fútbol) decodificando cartita como si se tratase de artefacto/profético digno
de Nostradamus o Dan Brown. Y haciendo hincapié en lo del no
ruborizarse por ser un "hombre profundamente enamorado" o, según
el Financial Times, "drama king". Y, seguro, el rey
Felipe gemía un "otra vez lío, qué suerte tuvo mi padre hasta que la lió:
en este país no se puede ser rey". Y el "estado de amarla" como
preliminar a estado de alarma.
CUATRO El sábado, desatado Zapatero (más gritero
que vocero al estilo MC de Cabaret) invitaba a que todos a
converger frente a madrileña sede socialista de Ferraz a presenciar en
pantallas gigantes y por primera vez un comité federal y, de paso, clamar por
el retorno y permanencia del líder. Fueron unos 12.500 militantes como
se va a Lourdes y se les ofreció una especie de competencia escolar leyendo
loas por el Día del Maestro. Rodríguez, como tantos, seguía diciéndose lo que
siempre dijo: que Sánchez seguramente sea en España, y tal vez en Europa, el
único político auténtico (con todo lo que eso significa) y que sus maniobras
son dignas de Julio César (con todo lo que eso también significa);
aunque pareciera haber ignorado que el asedio a
CINCO "España se parece cada vez más a
SEIS El lunes fue según el calendario
--¿casualmente?-- el Día de San Pedro Mártir. Y llegó la hora señalada.
Y como aquel Will Kane de película, Pedro Sánchez salió del saloon con
mandíbula tensa y ojos entrecerrados y húmedos de plasma; pero no se fue de su
Hadleyville junto con su amantísima esposa, no abatió a pistoleros, no anunció
gran cosa (salvo un suspensivo "punto y aparte" y una difusa
"regeneración democrática"), y polarizó aún más lo ya polarizado. Y
Gary Cooper está en los cielos, sí; pero Rodríguez y los españoles continúan
aquí abajo. Y adelante --en lo alto y en altar, entre la gloria y el
sacrificio-- Sánchez; aunque en el mismo sitio y en la misma situación en la
que estaba cinco días atrás. Sánchez sigue. A ver cómo sigue.
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