Una huelga que reabre la resistencia al gobierno
Página/12
31 de octubre de 2024
El paro nacional realizado por los gremios que
integran lo que se conoce como la Mesa Nacional del Transporte fue total. Así fue
que en todo el país no despegó un avión, no hubo trenes ni subtes, no se
prestaron servicios en los puertos, no zarparon los barcos, los peones de taxis
no trabajaron y tampoco los camiones encendieron sus motores. Solo los
colectivos de la UTA,
a contramano, prestaron servicio y luego terminaron levantando el paro previsto
para este jueves. Como aseguró el triunviro de la CGT y secretario adjunto de
camioneros, Pablo Moyano, esta medida representó "el inicio de un plan de
lucha" que, según comentaron los integrantes de la Mesa, van a llevarlo a seno
del consejo directivo de la central obrera para que se sumen a lo que puede
transformarse en un futuro paro general de la CGT. Motivos hay y de
sobra. Lo expresó con claridad Omar Maturano de La Fraternidad: “Esto fue
un rotundo rechazo a las políticas de ajuste del Gobierno y su ataque a las
organizaciones sindicales”.
El gobierno tomó nota de la fuerza de la medida
y fingió demencia. Funcionarios y asesores del Presidente se apuraron a
mostrarse confiados en que --al final del día-- esta pelea con los gremios los
beneficia. Hablaron de la cantidad de denuncias que llegaron a la lína 134,
unas 1300. Pocas si se tiene en cuenta que esta huelga generaba complicaciones
al momento de trasladarse al trabajo. El gobierno esperaba poder canalizar el
malestar de la sociedad. Tal vez les faltó leer que sus políticas son las que
provocan una inquina creciente.
La medida de fuerza no fue exclusiva de estos
gremios. Se sumaron los trabajadores enrolados en el gremio de la AFIP, docentes y también lo
de la Unión de
Trabajadores de la
Economía Popular (UTEP), que realizaron 500 cortes y solo
fueron reprimidos por la
Gendarmería, una de las fuerzas de seguridad que controla
Patricia Bullrich, en las puertas del predio clausurado de Mercado Libre en La Matanza. (ver aparte) La
jornada de protesta contó también con el apoyo de ATE nacional, que se
encuentra realizando un paro de 36 horas y de las dos CTA, que se encuentran en
proceso de unificación.
Varias decenas de sindicatos enrolados en la CGT acercaron el apoyo a la Mesa Nacional del
Transporte que, por su contundencia, entusiasmó a los organizadores con la
posibilidad de sacar al resto de la conducción cegetista de esa anomia
dialoguista con un sector del gobierno en la que están sumergidos en este
último tiempo.
Los organizadores del paro consideran que están
dadas las condiciones como para que el pleno de la CGT pueda llegar a recuperar
el activismo de principio de año cuando lanzaron dos paros generales, uno de
ellos con la imponente movilización de enero. Las razones de ese desinfle
están, en parte, en problemas y contradicciones internas de la propia central
obrera. Los sindicatos enrolados en "gordos" e
"independientes", los de mayor cantidad de afiliados y que el
triunviro Héctor Daer representa, tienen la costumbre histórica de ser más
dialoguistas.
Pero a esto hay que sumarle el
"problema" político que, como recordó el piloto Pablo Biró en una
reciente entrevista radial, no reprodujo acciones similares, desde su rol
específico, a las medidas de acción directa de los gremios. Esto se tradujo,
por ejemplo, que el oficialismo lograra aprobar en el Congreso la Ley Bases, no anular el
DNU 70/23 y no logre frenar los vetos presidenciales. Algo así como que los
gremios van a la calle, ponen el cuerpo, pero los legisladores le esquivan a la
jeringa. Es, sin duda, un debate que todavía está abierto.
La
evaluación
Poco después del mediodía, los principales
dirigentes sindicales que integran la Mesa Nacional del Transporte realizaron una
evaluación de la medida de fuerza. "Tuvo un acatamiento del 100 por
ciento", afirmó Moyano.
Un grupo representativo de los gremios que
organizaron el paro dieron una conferencia de prensa. Además de Moyano
estuvieron Juan Carlos Schmid, por la Federación Marítima
Portuaria y de la
Industria Naval de la República Argentina
(FEMPINRA); Omar Maturano, por La Fraternidad; Raúl Durdos, por el Sindicato de Obreros
Marítimos Unidos (SOMU), Juan Pablo Brey, por la Asociación Argentina
de Aeronavegantes (AAA) y Pablo Biró, por la Asociación de Pilotos
de Líneas Aéreas (APLA).
Brey afirmó que la medida de fuerza “trasciende
un paro de transporte” y, en ese sentido, agradeció el acompañamiento de otras
organizaciones y sindicatos. Maturano habló de la unidad demostrada y destacó
que "los trabajadores no sólo cumplimos un rol fundamental para el
desarrollo económico de nuestro país, sino también ayudamos a mantener
conectado nuestro territorio y sostener nuestra soberanía nacional".
A su turno, Moyano destacó que este es “el
inicio de un plan de lucha que va a llevar adelante la Mesa de Nacional del
Transporte, ya que estamos defendiendo todas las modalidades de transporte: los
cielos a los que quieren llegar los aviones extranjeros y que va a destruir la
actividad aérea, los trenes con las privatizaciones, los mares, los ríos.
Seguramente, si desregulan la tarifa del transporte de camiones internacional,
nos van a invadir los camiones extranjeros por dos mangos, como ocurrió en los
años 90”.
El dirigente camionero agradeció especialmente
el apoyo de "los compañeros de las universidades, centros de estudiantes
universitarios que realizaron distintas actividades y a los compañeros de los
movimientos sociales que con camioneros y otros gremios han llevado adelante
ollas populares en Constitución y en otra zonas”. Moyano no se olvidó del
sector político: "Los que nos terminaron cagando fueron los diputados del
peronismo que votaron que los trabajadores paguen ganancias, que le cagaron
12.000 pesos a los jubilados, que cagaron el aumento del presupuesto
universitario. La clase política fue la que traicionó a los trabajadores”,
advirtió.
Durdos del SOMU fue contundente al señalar que
lo que se inauguró con esta huelga fue "el camino de la resistencia".
Schmid, que supo ser triunviro, se refirió al desplante de la UTA y recordó que en uno de
los paros contra Macri fue el gremio de Roberto Fernández el que decidió, a
último momento, no adherirse a la medida de fuerza. Un dato al margen. Este
jueves en Córdoba el gremio de colectiveros de esa provincia y que
encabeza Emiliano Gramajo adhirieron al paro.
"No saben dónde se están metiendo",
advirtió Biró. El líder del gremio de los pilotos señaló que "no
tenemos producción de barcos, privatizan los trenes, las pymes quebradas. ¿A
dónde nos quieren llevar? Los agravios hay que tomarlos de quién viene. Es un
honor que este Gobierno, que no tiene ninguna sensibilidad, me ataque a título
personal. Pero les digo que no soy cobarde". Por último indicó que
"la unidad es necesaria y podemos generar un polo de oposición a estas
políticas. Tenemos que cambiar la realidad para mejor y para eso se necesita
diálogo genuino y no persecuciones”, dijo Biró.
La CGT y la UTA
Sobre el final de la jornada hubo dos novedades.
Por un lado la UTA
logró lo que buscaba al diferenciarse de la Mesa Nacional del
Transporte, un acuerdo salarial. Levantó el paro previsto para este jueves
aprovechando el temor del gobierno a tener dos días de medidas de fuerza y que
se tradujo en aumentos progresivos que permitan elevar el sueldo básico a
1.322.136 pesos en diciembre. Esto resultó un "alivio" para la Casa Rosada.
Luego llegó el comunicado de la CGT que, haciendo malabares
para no nombrar la medida de fuerza del transporte y mucho menos citar a sus
dirigentes sindicales, repudió el uso por parte del gobierno de herramientas
del Estado, como la aplicación Mi Argentina, para "demonizar
organizaciones sindicales y perseguir a sus dirigentes". En esa línea dijo
que "no hay lugar para el autoritarismo gubernamental ni para la
incitación a la violencia".
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