La mirada de Brenda Struminger
Detrás del despido de Mondino:
de las intervenciones de Karina
Milei y Caputo, al punto de
quiebre
para el Presidente
Javier
Milei sostuvo a Diana Mondino como canciller durante
meses, a pesar de la interminable cadena de furcios y desaciertos que, uno tras
otro, contradijeron la línea ideológica libertaria o pusieron en aprietos al
Gobierno en el ámbito internacional. En cambio, optó por “ayudarla”, primero
con una intervención del ministerio, a través de una asesora de Karina
Milei, Úrsula Basset. Y, luego, con el nombramiento como Secretario
de Nahuel Sotelo, del grupo más cercano a Santiago Caputo,
para darle “respaldo político”. Sin embargo, la estrategia no dio
resultado, y los desacuerdos de
Mondino
estuvo en la cuerda floja muchas veces, pero siempre persistió, con apoyo del
Presidente. Su salida estaba en los planes generales, a futuro, pero no
tenía fecha, y nadie esperaba que la decisión de eyectarla se
produjera ayer. Se precipitó después de que se conociera el voto de
La
ministra de Relaciones Exteriores estuvo innumerables veces al borde de la
eyección, pero siempre logró mantenerse a flote. Milei la apreciaba desde
una perspectiva personal (de hecho, estuvo a punto de ser su candidata a
vicepresidenta en 2023); y medía bien en las encuestas. A
pesar de los gaffes, incluso su principal detractora en
Balcarce 50, Karina Milei, se había hecho a la idea de que tendrían que
convivir por tiempo indeterminado, al punto de que llegó a sacarse algunas
fotos con ella para mostrar que la relación había mejorado.
Además del aprecio y la conveniencia, al “triángulo de hierro” le pesaba, para pensar en un reemplazo, el factor habitual de falta de cuadros políticos propios o de confianza. Y si bien Mauricio Macri y Patricia Bullrich -por separado- tenían especial interés en “ayudarlo” con referentes de las filas de PRO (que, de paso, les representarían mayor poder en el Gobierno) el área era demasiado importante para Milei como para cederle su manejo a los aliados.
La
votación ante Naciones Unidas a favor de Cuba, no obstante, fue demasiado para
el Presidente, que entendió que más allá de la presencia en el Palacio San
Martín de funcionarios o asesores de línea directa con el Ejecutivo, controlar
cada movimiento de Mondino resultaba imposible. “No entendió la agenda
del Presidente”, resumió la decisión un alto funcionario.
Algo
similar ocurrió con la lógica que había impuesto Santiago Caputo en el
ministerio de Salud, donde intentó conducir las políticas sanitarias a
través de su amigo Mario Lugones mientras el ministro era
Mario Russo, pero en la práctica no lo logró. En ese caso, Caputo empoderó a
Lugones. En la situación de Cancillería, Milei ascendió al embajador en Estados
Unidos, Gerardo Werthein, que en los próximos días dejará
Washington para instalarse en Buenos Aires y reemplazar a Mondino. Milei cree
que el empresario entiende su pensamiento ideológico, y que está de
acuerdo.
“Diana
es fiel, sí. Pero nunca entendió que Javier no está dispuesto a las medias
tintas, que no le importa romper el status-quo”, explicó el
razonamiento un funcionario de diálogo directo con el Presidente.
Según
supo Infobae, asesorada por funcionarios de carrera, ayer Mondino privilegió
que
Y compararon con las políticas del ex presidente más admirado por Milei, Carlos Menem: “Las relaciones con Estados Unidos fueron carnales a pesar de que Menem se alineó con Juan Pablo II contra el aborto y los anticonceptivos”, resumió un colaborador.
Aunque
el despido de Mondino fue sorpresivo, recientemente
En
aquella misiva el Presidente la elogiaba efusivamente, pero también le hacía
notar públicamente que debía poner orden en la línea ideológica del ministerio
y las representaciones en el exterior. Además, se la mandó poco después de
echar al representante argentino ante
“Cuando
llegó, Mondino se apoyó en los funcionarios de carrera del ministerio para que
la ayudaran. Y se entendió, es una ‘orga’ muy difícil, con gente que está hace
mucho tiempo y cree que tiene más poder que el canciller. El problema
es que, al depender de ellos, le costaba tomar decisiones propias”, explicaron
en la cúpula del Gobierno. Para Milei, la sincronía de la tropa con las
directrices económicas no es suficiente: también la quiere firme en las áreas
sociales y políticas.
En
“Seguramente
creyó que era lo mejor, pero no estamos de acuerdo”, intentaron suavizar en
Ante
la seguidilla de problemas previas a su eyección, en junio Karina Milei habia
insertado en el piso más alto del edificio de la diplomacia, junto al despacho
de Mondino, a la abogada Úrsula Basset, mujer de su confianza.
Primero de manera informal, pero luego, desde esta semana, con el rol de
“asesora” en los papeles. Su misión era monitorear las decisiones de Mondino y
sus subalternos, con especial énfasis en los temas administrativos, desde los
nombramientos a las aprobaciones de viajes, gastos, etc. Principalmente,
dijeron, para ayudarla a poner orden al estilo del ajuste libertario. Desde
hace meses que la mayor parte de las decisiones pasaban por su despacho, y su
nombre estaba prácticamente en todas las conversaciones de los funcionarios de
la cartera.
Dos
meses después, Milei hizo lo propio con un funcionario político, pero con fines
estrictamente políticos. Por recomendación de Santiago Caputo, que defendía a
Mondino a pesar de la serie de inconvenientes, nombró como Secretario de Culto
y Civilización a Nahuel Sotelo, armador territorial de los
libertarios en el conurbano, que ocupaba una banca en
Esa
decisión coincidió con el momento en que el Presidente empezó ubicar la
política exterior en un lugar de mayor importancia que hasta entonces. “Cuando
vimos lo que estábamos haciendo con la economía, que habíamos llegado a un
dígito de inflación, decidimos que era principal salir a mostrar el milagro
argentino”, descibió un asesor.
Entre
los dos, el objetivo de la cúpula libertaria era “apuntalar” a Mondino. Por
caso, junto al nuevo vicecanciller que reemplazó a Sahores, Eduardo Bustamante,
de las filas de PRO, estaban en pleno proceso de revisión de la declaración de
países del G-20, atentos a que no se les escapara ninguna línea “woke”
-vinculada, por ejemplo, a las políticas de género y a la contaminación- con la
que no estuvieran de acuerdo.
Además,
la habían desplazado de varias gestiones internacionales. Y recientemente
habían evitado que se involucrara en la difusión de la estrategia del Gobierno
para que
En
la misma línea, la propia Karina Milei estaba asumiento desde
Desde
que Milei envió la carta a toda la diplomacia argentina, no hubo renuncias
voluntarias en las embajadas y
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