Hacia un
escenario de pánico electoral
Fuente: La
Nación
(*) Notiar.com.ar
30/3/025
Definidas
las fuerzas políticas y las principales candidaturas, es probable que los
comicios del 18 de mayo para elegir legisladores porteños se transformen en una
de las elecciones más atractivas de la historia reciente en la ciudad de Buenos
Aires. No tan solo por lo impredecible de su resultado ante la atomización del
sistema de partidos, sino también por la particular relevancia que tendrá saber
cuál de las alternativas políticas de mayor relevancia concluye en el tercer
puesto.
El
dramatismo capaz de derivar en pánico electoral lo brinda la posibilidad de que
la lista del peronismo que encabezará Leandro Santoro, la de La Libertad Avanza
que liderará el vocero presidencial, Manuel Adorni, o la de Pro que llevará a
Silvia Lospennato a la cabeza terminen en el último lugar del podio. Salir
tercero implicaría una peligrosa derrota para cualquiera de esos espacios
políticos. Si ese lugar lo ocupase el peronismo kirchnerista, podría quedar
demostrado que se encuentra muy lejos de estar en condiciones competitivas como
para darle pelea al gobierno de Javier Milei en los comicios nacionales del 26
de octubre. También sería muy riesgoso para La Libertad Avanza,
ya que significaría un duro traspié para Karina Milei y su plan separatista
respecto de su principal aliado. Y ni qué hablar de lo que implicaría para Pro
terminar tercero en el distrito que gobierna; quedaría condenado a la
irrelevancia política.
El
escenario electoral para los comicios locales porteños se caracteriza por una
peculiar balcanización de la oferta política, dado que distintos sectores que
acostumbraban estar juntos concurrirán a las urnas separados. Uno de esos casos
se advierte en el propio mileísmo, donde a la lista inspirada por la hermana
del presidente de la Nación
se suma la que encabezará Ramiro Marra, joven dirigente que acompañó a Milei en
la fundación de La
Libertad Avanza pero que fue desterrado por decisión de
Karina Milei. No menor es la dispersión en el macrismo, con la irrupción del
exjefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta al frente de una nómina de
candidatos diferenciada de la que liderará la diputada Lospennato.
La
otra característica de estas elecciones capitalinas estará signada por la
determinación del gobierno nacional de construir un proyecto de poder propio,
en busca de lograr una nueva hegemonía, que podría alcanzar si vence al Pro de
Mauricio Macri en el territorio donde desde 2007 gobierna de manera
ininterrumpida esta fuerza política, y si doblega a Cristina Kirchner en su
último gran bastión: la provincia de Buenos Aires.
Curiosamente,
Milei ha desistido de buscar una solución coalicional para resolver su dilema
político como fuerza gobernante que enfrenta un problema económico mayúsculo en
franca minoría parlamentaria, como puntualiza el analista de opinión pública
Lucas Romero, para quien “tenemos a un presidente como Milei optando por el
camino más largo, más complicado y riesgoso, aconsejado por Karina Milei y
Santiago Caputo”. Se trata de la alternativa más peligrosa, puesto que si La Libertad Avanza
termina siendo derrotada por el cristinismo en el distrito bonaerense y por el
macrismo en la Capital
Federal, la consolidación de esos dos liderazgos puede
achicarle al jefe del Estado su margen de acción, según el citado director de
la consultora Synopsis.
Entre
La Libertad Avanza
y Pro hay una feroz disputa por un segmento de la ciudadanía, que conformaría
alrededor de la cuarta parte del electorado. Se trata de alrededor de un 25% de
los votantes, que en la primera vuelta de las elecciones presidenciales se
inclinaron por Patricia Bullrich, por entonces postulante presidencial de Pro,
pero que en el balotaje definitorio entre Sergio Massa y Milei, se volcaron en
favor del líder libertario. De ahí que Mauricio Macri expresara en las últimas
horas que “la mejor manera de apoyar al Gobierno es votando a Pro”, al tiempo
que destacó el papel de Silvia Lospennato en la Cámara de Diputados de la Nación, “impulsando las
leyes correctas”, en referencia elíptica al proyecto de ley de ficha limpia. A
esa apreciación del expresidente de la Nación, hay que añadir el énfasis que pusieron otros
dirigentes macristas, entre ellos María Eugenia Vidal, para puntualizar que el
gobierno no es su enemigo y que su verdadero enemigo es el kirchnerismo.
Desde
el mileísmo se contrarrestará esa sugerencia del macrismo instando a quienes
votaron en las últimas elecciones por Milei a “votar por la marca original y no
por una supuesta copia”. Habrá que ver cómo juega en esa porción del electorado
el mensaje diferenciador que procura instalar Macri vinculado con la defensa de
los mecanismos institucionales de la República de los que, a su juicio, reniega el
actual presidente de la Nación,
a quien acusó de haber pasado “de un proyecto de país a un proyecto de poder”.
Lo
cierto es que las elecciones porteñas serán una suerte de experimento para los
comicios nacionales de medio término. Y su resultado podría inducir a los
actores -básicamente Milei y Macri- a consolidar rupturas o a buscar
acercamientos.
Es
cierto que hoy el distanciamiento entre los líderes de La Libertad Avanza y
de Pro es pronunciado y que las milanesas que llegaron a juntarlos en la quinta
presidencial de Olivos son ya un dato anecdótico. Pocas veces se vio a Macri
tan molesto con el Presidente como ayer, cuando se quejó de que “nunca
trabajamos juntos”, a excepción de las veces en que Pro debió acudir en auxilio
del oficialismo en el Congreso “para rescatarlo del abismo” cuando peligraba
una ley o un decreto presidencial. Macri no oculta que se ha sentido usado por
Milei. Y este último da todas las señales de querer vaciar de electores a Pro y
absorberlos.
¿Significa
eso que está completamente cerrada la posibilidad de un acuerdo electoral entre
La Libertad Avanza
y Pro de cara a las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre? Tal
vez no. Especialmente si después de los comicios porteños del 18 de mayo ambos
sectores advierten que el kirchnerismo está vivo y que puede ser competitivo
electoralmente.
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