La trama política de Eduardo van der Kooy
Libertarios, kirchneristas y la temible escala del 7 de septiembre
Fuente: Clarín
(*) Notiar.com.ar
30/7/025
El Gobierno aspira a la construcción de un oficialismo
parlamentario del cual careció en estos casi dos años. Sus bloques se
deshilacharon con rapidez. Sin la colaboración del PRO de Mauricio Macri, esa
gestión hubiera resultado casi imposible. Los opositores K son conscientes de
dos cosas: tendrán merma en ambas Cámaras, aunque el mantenimiento de una
sólida primera minoría en el Senado resultará para ellos crucial.
Antes de aquella prueba existe otra temible e incierta
para todos. Estuvo en la primera línea de la escena hasta que en
una medianoche brumosa quedaron cerradas las listas del llamado Frente
Los tópicos a tener en cuenta serían varios. El primer
domingo de septiembre se votará con el viejo esquema de la boleta de
papel. La única electrónica recién entrará en vigor en octubre. Eso implicará
que los aparatos partidarios, aún decrépitos, ejercerán su influencia. Tanto
como la capacidad que tengan las organizaciones políticas para realizar una
fiscalización eficiente. Puede que el pero-kirchnerismo exhiba en ese terreno
una luz de ventaja. No le resultará sencillo, sin embargo, sortear una
maquinaria que el PRO ha sabido articular durante muchos años en el conurbano y
el interior provincial. No en vano las dos de sus principales figuras en
aquella geografía se colocaron a la cabeza de las listas de senadores
provinciales del Frente
La voluntad libertaria para promover estrellas en el
primer examen electoral camino a octubre fue replicada, casi como calco, por el
kirchnerismo. Con un adicional abundante y discutible. La recurrencia a
las llamadas candidaturas testimoniales que hizo debutar Néstor
Kirchner, sin fortuna, en las legislativas del 2009 signadas por lo que había
sido la larga pelea con el campo. El ministro de Gobierno de Buenos Aires,
Carlos Bianco, defendió aquel recurso. Fue tan arbitrario en asegurar que están
permitidas por ley como sincero al blanquear que los comicios de septiembre son “absolutamente
clave”. Por esa razón, entre muchos, salieron a jugar la
vicegobernadora Verónica Magario. O el ministro de Infraestructura, Gabriel
Katopodis.
La presencia de todos aquellos postulantes,
oficialistas y opositores estaría denunciando la trascendencia de un acto
electoral que para el ciudadano común bonaerense tendría por ahora
poquísimas luces. Unanimidad de las encuestas que circulan en esa geografía. Una
derrota libertaria haría mucho más difícil el tránsito hacia octubre con
ramalazos certeros en el campo económico. Una victoria significaría, con
exactitud, todo lo contrario.
En el kirchnerismo se estarían apostando también una
parva de cuestiones. Solo la victoria el primer domingo de septiembre
podría garantizar la unidad de Fuerza Patria hasta el siguiente turno. El
pacto entre Máximo Kirchner, Kicillof y Sergio Massa está atado con hilvanes.
De hecho, en las últimas horas, recrudeció el embate de Juan Grabois, siempre
funcional a la familia Kirchner, contra el líder del Frente Renovador.
Tampoco aquella sería ni la única disputa, ni siquiera
la principal. Una caída kirchnerista en Buenos Aires en septiembre podría
representar un doble anticipo. Acerca de lo que sucedería en octubre. También
la posible pérdida de la fortaleza bonaerense que deberá
revalidar en 2027 en la votación para gobernador. De todo ese desarrollo podrá
emerger la novedad principal: si Kicillof se consolida como la sucesión
de Cristina y retiene su ilusión presidencial; si se insinúa una
renovación que implicaría el distanciamiento de
Libertarios y kirchneristas, al margen de todo ese mar
de conjeturas, parecen atrapados por un mismo miedo. Un fantasma que, desde
abril, cuando se realizó la votación constituyente en Santa Fe, viene
recorriendo las urnas. La ausencia de ciudadanos a votar. En
todos los casos de las ocho elecciones realizadas (hay que exceptuar Formosa) la
caída en la asistencia promedió los 15 puntos. ¿Potenciará esa
realidad el valor de los aparatos en septiembre? ¿Los motores partidarios, de
acuerdo con la decadencia general observada, se activarán con eficacia? Nadie
tiene ahora una respuesta para eso.
El gobierno de Milei va esbozando una receta para
arrimarse al desafío de septiembre. Supone que la postulación de Valenzuela
volcará a su favor el resultado en
El Presidente también hace otras cosas desde su
sillón. Hace tiempo que el campo venía reclamando una baja en las retenciones.
Ocurrió el anuncio el sábado en
La decisión en modo electoral omitió la afectación que
podría tener sobre la columna vertebral del Gobierno: el equilibrio
fiscal. Ese mismo que se defiende con uñas y dientes cuando se coloca
en debate un aumento del 7% a los jubilados o la emergencia por discapacidad.
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