El enfoque de Eduardo Aliverti
Eventualidades de la coima de tu hermana
Página/12
31 de
agosto de 2025
Tratemos de ponernos de
acuerdo en aspectos elementales que el vértigo de estos días envía al rincón de
los subterfugios. A la desesperación de los periodistas de Jamoncito por
bajarse del barco. A las maniobras para ver si pueden pegar lo obsceno propio
con las andanzas de los demás.
El que tiene la cabeza reventada por las
hordas de Patricia Bullrich es el fotógrafo Pablo Grillo. Los que perdieron un
ojo por obra de los mismos salvajes de la ministra son el militante Jonathan
Navarro, el vecino de Berazategui Claudio Astorga y el abogado Matías Aufieri.
Para más datos repugnantemente olvidados, a quien la gatillaron de frente fue a
Cristina.
Y ahora resulta que lo único repudiable
son el brócoli y una piedra que le tiraron al Presidente durante la provocación
que su hermana orquestó en Lomas de Zamora, arriba de una camioneta de la que
el candidato mete-bala José Luis Espert fugó en moto a falta del avión que en
su momento le proveyó el narco Fred Machado.
El que dijo que mejor era irse del país,
desarmando posiciones de inversión, fue el JP Morgan. Y fue bien antes de que
Diego Spagnuolo, por bocón él y por serviciales asistencias de la interna
gubernamental, mafias calabresas despechadas, o guerras de espionajes
corporativos, produjeran el sismo vigente. ¿Eso es riesgo kuka?
El pánico por si Spagnuolo se presenta
como arrepentido y prende el ventilador final, que aterroriza en Casa Rosada y
adyacencias varias, ¿es riesgo kuka?
Las tasas de interés más
extravagantes del mundo, ¿son riesgo kuka?
Los centenares de audios que resta
difundir, ¿son riesgo kuka?
Un celular del que borraron todos los
chateos entre el logorreico de las noches de Olivos y los hermanos
presidenciales, ¿son riesgo kuka?
La apretada diaria a los
bancos para contener al dólar, ¿son riesgo kuka?
Que Jamoncito diga después de una semana
que llevarán el caso a
Que de golpe hayan detectado sobreprecios
en las compras de medicamentos de
Que todo pueda consistir en lo obvio de
que grandes tiburones blancos fueron mejicaneados, quedándose afuera de unas
transas de corruptela fenomenal, ¿es riesgo kuka?
Que parezcan estar
bailando en la cubierta del Titanic y que en los cónclaves del establishment se
interroguen por la estabilidad emocional del Presidente, ¿es riesgo kuka?
Nadie, ni en el mundillo político, ni en
el de las consultoras a un lado y otro, ni en ámbito alguno, tiene información
o siquiera intuiciones absolutamente certeras sobre el impacto que este
escándalo acarrearía en lo electoral. Y además, ¿acaso no hay una pregunta clave
que debe acompañar a ésa, relativa a la incidencia del estado de la economía o
de lo que una mayoría de la gente desee percibir en torno a eso?
Acerca de esto último hay antecedentes
imprescindibles que invitan a las dudas.
En 1995, cuando consiguió cómodamente su
reelección, ya todos sabíamos que Menem era Menem. Ya habían ocurrido “gates” a
raudales, con su familia casi siempre involucrada. E incluso ya circulaba con
intensidad el affaire de la venta de armas a Croacia y Ecuador, que en
noviembre de ese año redundaría en la voladura de Río Tercero. Todos sabíamos
también que María Julia era María Julia, y que el festín de las privatizaciones
era más bien una orgía de negociados. Todos ya habíamos contemplado la inacción
oficial frente a los atentados a la embajada de Israel y a
Y no todos, pero sí unos
cuantos o significativos, prevenían que el modelo económico era insostenible.
Sólo en
Tomado desde otro resultado histórico,
pero análogo al enseñar en qué terminaron los influjos que parecían
determinantes, la derrota kirchnerista frente a “el campo”, en 2008, y su caída
electoral un año después, hicieron preanunciar una desaparición paulatina del
espacio. No pasó nada de eso y Cristina se llevó una victoria aplastante en las
urnas presidenciales de 2011. Factores externos e internos no dejaron
que pudiera subsistir esa etapa que, comparada con lo que sobrevino, era
Disney.
En 2017 ya debía estar claro que Macri no
podría aguantar viviendo de prestado. Sin esquema productivo alguno. Sin más
recitado que la desopilante convocatoria a vivir sin corrupción, por parte de la
quintaesencia de los negocios con y contra el Estado. Pero ganó las
intermedias. Al año siguiente consiguió del FMI la ayuda que acabó por hundirlo
sin remedio porque, como él mismo reconoció, sólo se trataba de ayudar a los
bancos para financiar sus fugas.
Y volvieron los que
nunca volverían, de la misma manera en que cuatro años más tarde retornó lo
mismo que Macri, y que Menem, pero más rápido, más brutal, más pornográfico,
porque otro episodio de alucinación masiva permitió creer en las propiedades técnicas
y personales de un desequilibrado distópico.
¿Cuál es el cierto hilo conductor de
estos precedentes?
Es uno que, si se quiere responder sin
hipocresía, conlleva un dictamen muy antipático. Uno que
reitera la convocatoria a no romantizar los comportamientos populares.
Mientras un Gobierno pueda solventarse en
una ficción de estabilidad económica y no tenga adversarios de fuste, el
mediano plazo -y el corto asimismo- puede importar tres pitos en las urnas. O
bien, no tantos pitos como para impedirle ganar.
La potencia de que la inflación no suba
como antes, la ausencia de una agenda propositiva y la falta de impulsar un
liderazgo opositor renovado, en vez de sumergirse en chiquilinadas, pueden
tranquilamente darle el triunfo electoral a Milei por más Spagnuolos que
continúen apareciendo. La corrupción, así fuere expuesta, suele ser un disvalor
atendible cuando la economía hace agua, en la percepción diaria, por todas
partes. Si eso no es aún tan fuerte o si, a pesar de serlo, se quieren
conservar esperanzas, “la gente” no pide mayores explicaciones.
Y su vez, que ganara el
oficialismo no significará estructuralmente nada porque, como habrá de
acontecer con toda seguridad en el inmediato de su triunfo o derrota, el
gobierno de Milei deberá asumir el desbarajuste inenarrable en que sumió a la
macro-economía, con sus consecuencias en el cotidiano.
Eso se llama devaluar, sin más trámite.
Se llama lo que en estos días admitió Caputo Toto, al reconocer que el
terremoto de las tasas de interés ya pasará cuando acabe el riesgo kuka. Se
llama impacto en precios con un poder adquisitivo desplomado, fábricas que
cierran todos los días, pymes exhaustas, recesión en ciernes.
Lo único que sostiene a Jamoncito es la
proyección de unos agentes de la economía, de una burguesía patética, cuyos
exclusivos alcances llegan hasta la interpretación de que, hoy, sigue siendo lo
más a mano para evitar la victoria del kuko.
En este punto también es necesario
detenerse con otra pregunta ineludible.
¿Qué lugar ocupar Milei
en el armado del Poder verdadero, que es el de las grandes corporaciones
locales y externas? Ninguno. Milei es un chiste muy
desagradable de la historia. Macri sí era de ellos. Jugaba en la misma liga y
tenía un férreo control de los aparatos mediático y judicial. El segundo lo
mantiene, y cómo. Por el contrario, el esquema político, institucional y
operativo del “mileísmo” es una catástrofe que está a la vista. Un disparate
aluvional de todos contra todos.
¿De qué kuko hablan?
¿Está de oponente Camilo Cienfuegos? ¿Suponen que lo que hoy
expresa el peronismo es algo más que frenar esta animalada destructiva capaz de
chorear a discapacitados y lograr un superávit fiscal de fantasía, porque no
computan los intereses de su festival de emisión de bonos (esto se los
dijo directamente el Fondo Monetario en el informe de su última
revisión: te banco hasta las elecciones, según la resolución política de
Washington, pero no me tomes por boludo con tus cuentas inventadas).
Quizás, y ojalá, nos llevemos la sorpresa
de que, en esta oportunidad, sí sucederá una rebeldía electoral -cuidado:
también en su forma de abstencionismo creciente- porque así lo marca lo
económico y además que son una manga de ladrones. Quizás no.
En cualquier hipótesis, en algún momento
debería suceder que esta sociedad se ponga de acuerdo en unos lineamientos
básicos de contención social y desarrollo productivo con equidad de
distribución de la torta.
“Esta sociedad” quiere
decir dirigentes con estatura de tales.
Comentarios
Publicar un comentario